El ambiente en el reality show La Granja VIP se prendió fuego, pero no precisamente por la diversión de los finalistas, sino por un brutal enfrentamiento entre sus conductores que dejó a todo México con la boca abierta.
Durante la fiesta más reciente del proyecto, lo que comenzó como una velada de celebración terminó en un espectáculo bochornoso cuando Kristal Silva y Adal Ramones protagonizaron un choque eléctrico que confirmó lo que el público sospechó durante toda la temporada: ¡la química entre ellos es inexistente y el odio es real!.
Kristal Silva le dice a Adal Ramones que ya no lo soporta
La mecha se encendió debido a la presión de la producción, que le ordenaba desesperadamente a Adal, a través del chícharo, que detuviera a Kristal para evitar que filtrara información del exterior a los concursantes. Sin embargo, la situación escaló a niveles impensables debido a que la conductora tamaulipeca, presuntamente pasada de copas, perdió los estribos ante la insistencia de su compañero.
“¡Me están diciendo que ya no digas nada!”, advirtió Ramones, solo para recibir una respuesta que lo dejó en la lona: “¡Cállate! ¡Aaaay, no lo soporto!”, gritó una Kristal Silva fuera de sí, rompiendo toda diplomacia frente a las cámaras. Este estallido sacó a la luz la profunda incomodidad de la modelo ante la actitud invasiva de Adal, quien ha sido señalado por tocarla de cerca y besarle la mano de forma inapropiada durante el proyecto.
Este escándalo es el clímax de una temporada plagada de pleitos y enojos que incluso estuvieron a punto de llegar a los golpes. Afortunadamente para ambos, esta tortuosa relación laboral llegará a su fin definitivo este domingo 21 de diciembre con la gran final. Tras este “infierno” en pantalla, sus caminos se dividirán: Kristal seguirá en Venga la Alegría y Adal se refugiará en el teatro, poniendo fin a una convivencia que resultó ser una verdadera pesadilla.
Este choque fue como un cortocircuito en plena fiesta: las chispas saltaron de forma inevitable, dejando claro que mezclar sus personalidades fue una receta directa para el desastre.

