Todos los días, cuando suena la alarma de tu despertador lo primero que pides son “cinco minutos más” para dormir, antes de comenzar el día. Sin embargo no son solo cinco minutos, sino nueve. ¿lo sabías?
Así está configurado el botón snooze desde la década de los 50s. Se cree que fue una decisión fortuita pues los engranajes no eran los suficientemente grandes para permitir que este lapso durara más de nueve minutos y los fabricantes se vieron obligados a escoger este periodo. Esta configuración se mantiene incluso en los smartphones.
¿Es bueno esperar para despertar?
Estudios detallan que el primer ciclo del sueño dura aproximadamente 10 minutos – justo antes de que suene la alarma nuevamente- así que despertar y volver a dormir fragmenta el sueño adicional y lo convierte en un descanso de poca calidad. Además, según Robert S. Rosenberg, director médico del Centro de Trastornos del Sueño en Prescott Valley (Arizona), se motiva al cuerpo a iniciar un nuevo ciclo del sueño sin tiempo para completarlo; esta somnolencia persistente durante el día.
¿Cómo conseguimos despertarnos?
A veces nos preguntamos por qué nuestro cuerpo decide despertar siempre y no tener un sueño eterno. La respuesta es que tenemos un reloj biológico puesto a determinadas horas del día, por eso muchas personas se despiertan espontáneamente a una hora habitual. “Este reloj tiene una duración estándar más o menos para todo el mundo, de ocho horas, transcurrido ese tiempo el reloj da la señal y se activa la vigilia”, Javier Cabanyes, doctor especialista en neuropsicología de la Clínica Universidad de Navarra.
Para saber
El primer reloj que implementó este botón fue fabricado por General Electric en 1956, pero se popularizó hasta 1959 con el “Drowse Electric Alarm Clock”
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