Para las nuevas generaciones, una olla exprés puede parecer un artículo de otros tiempos y hasta quizá no sepan para qué se usa. Para otros puede representar la comida de las abuelas e incluso si han tenido una mala experiencia con una olla exprés, puede recordar una catástrofe en la cocina. Sin embargo, en plena crisis económica del 2022, las ollas a presión pueden contribuir a gastar menos tanto en el consumo de gas como en el ticket del supermercado.
Volver a los frijoles, los garbanzos —en bolsa por kilos para posterior cocción, nunca en lata o sobre—, la carne res, retazo con hueso, pollo, verduras y a los caldos puede ser una buena solución para ahorrar unos pesos cada quincena. Y es que mientras los tickets de los supermercados siguen al alza y continúan pegando a la inflación mensual en nuestro país, hay que buscar soluciones para aminorar la presión en nuestros bolsillos. Una puede ser en la cocina pero también buscando que esto no represente tanto sacrificio de tiempo luego de salir de los centros de trabajo.
Quizá sea el tiempo de aceptar el reto de sacar de la alacena o del fondo del horno esta olla hermética que cuece a alta temperatura en poco tiempo. Pero antes aclaremos ciertas dudas sobre este utensilio de cocina: ¿Es realmente un aparato injustamente tratado? ¿Explota si se obtura la válvula? ¿Puedo cocinar de todo? ¿Es cierto que ahorra energía? ¿Me quedarán sabrosos los garbanzos?
1. Ahorra tiempo y energía. Verdadero
Cuando usamos la olla exprés cocinamos los alimentos dentro de un recipiente donde se alcanzan presiones más altas que la atmosférica y por tanto el punto de ebullición del agua se incrementa. Eso significa que cocinamos a más de 100 grados centígrados, unos 120-130, y por tanto el tiempo de cocción se acorta.
Según la web experta en este aparato, OllaExpress.net , puede llegar a reducirse hasta en un 70%. Cocina a más del doble de velocidad que una olla normal. “Unas legumbres, un guisado o un asado se elabora más rápido que en un utensilio convencional, que se reduzca el tiempo no tiene contrapartidas ni conlleva ninguna pérdida de calidad”, explica Marc Puig-Pey, responsable de cocina de la Fundación Alícia. “Unos garbanzos que pueden tardar hora y media, se hacen en 30 minutos”, añade. Una consecuencia lógica de que los alimentos estén menos tiempo en el fuego es el ahorro de energía. Si lo reducimos a la mitad, consumiremos la mitad de electricidad o gas.
2. No conserva mejor las vitaminas de los alimentos que otras cocciones. Falso
Todos los tipos de cocción son buenos, pero cada uno tiene sus propias características. “Si me quiero preparar un bistec a la plancha no usaré una olla a presión, pero en cambio unas lentejas me pueden quedar geniales”, comenta Puig-Pey para ilustrar la importancia de elegir bien el instrumental de cocina según las necesidades. “No hay un recipiente mejor que otro, simplemente hay que conocer sus puntos fuertes”, dice el cocinero, que quiere reivindicar la olla exprés por su eficiencia, sostenibilidad y rapidez.
Para Artur Martínez, su cocina es saludable y sabrosa porque evita que sabores y aromas se evaporen. “Es el mejor invento para hacer, por ejemplo, unas patatas a la riojana en 10 minutos”, cuenta el chef del restaurante Aürt (Barcelona), que de pequeño ya se interesaba por la olla exprés de su madre, y ahora la utiliza en casa con normalidad: “En lo básico, casi no han cambiado”.
Además, como el tiempo de cocción es corto, podremos conservar hasta un 50% de las vitaminas y minerales de los alimentos, con lo cual, mejoramos su sabor.
3. Si se sigue el procedimiento correcto, es segura. Verdadero
Hay que saber muy bien cómo funciona una olla a presión antes de utilizarla, para evitarnos disgustos, aunque el procedimiento es sencillo y hoy en día todas son muy seguras. Es básico utilizar agua o algún líquido (como caldo), y en la justa medida, porque de no hacerlo, los alimentos se quemarían. Una vez llena con los alimentos en su interior (suelen tener marcas de máximos y mínimos) se ha de cerrar bien y colocar el nivel de presión adecuado al producto que cocemos. Por lo general, el nivel 1 es para verduras, pasta y pescado, y el 2 para alimentos más duros como carne y legumbres.
Es importante no alejarse demasiado y estar pendiente porque la cocción es muy rápida
Una vez en el fuego, la calentamos a velocidad máxima hasta que suba la válvula de presión y comience a salir vapor de agua. La olla habrá alcanzado la presión adecuada y por tanto, la temperatura correcta. “Entonces bajamos el fuego y empezamos a contar el tiempo de cocción que necesitamos en función de cada preparación”, explica Marc Puig-Pey. Es importante no alejarse demasiado y estar pendiente porque la cocción es muy rápida.
Al cumplirse el tiempo, se deja enfriar la olla hasta que descienda la válvula de presión. Cuando haya bajado, ya la puedes abrir con total seguridad porque no hay presión en el interior.
4. Puede no funcionar bien e incluso estallar. Verdadero
Aunque el riesgo de explosión existe, si la olla se utiliza correctamente no hay peligro. Hoy en día son muy seguras. “Todas disponen de mecanismos para liberar la presión excesiva que pudiera acumularse”, dice la OCU. Marc Puig-Pey apunta que debemos leer el manual de instrucciones y seguir unas pautas básicas de seguridad.
Es muy importante mantener limpia la válvula que libera el vapor, y comprobar que no esté obstruida antes de cada uso. Los expertos aseguran que los problemas con la válvula son el origen de la mayoría de casos de explosiones de ollas a presión pero también hay que tener en buen estado el elástico o goma selladora. Pero para evitar explosiones, al terminar la cocción, apaga la flama y permite que se enfríe. Abre la olla hasta que las válvulas estén bajas nuevamente para evitar un percance.
Cocina en serie para varios días
Preparar alimentos para varios días nos permite ahorrar tiempo pero también energía. Siempre gastaremos menos recalentando una comida ya hecha que volviéndola a cocinar. Eso sí, intentar descongelar previamente los alimentos la noche anterior en el frigorífico, el cocinar un alimento congelado o tener que usar el microondas previamente para descongelarlo, implica un gasto energético innecesario.
Tapar las cacerolas al cocinar
Tapar bien las ollas y sartenes durante el momento de cocción ayuda no solo a que se aproveche mejor el calor, si no que además conseguimos que los alimentos ganen en sabor al ir haciéndose en su propio jugo y concentrándose más los aromas. Se cree que con esta medida se puede llegar a ahorrar hasta un 25% de energía.