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Mexicanos celebran la muerte, pero ¿qué pasa cuando el fallecido es un menor?

La muerte de un ser querido puede ser muy dolorosa, y en el caso de los menores el proceso de duelo es más complicado, el tanatólogo Román Hernández nos explica las etapas

Tanatología.

Celebrar la muerte es una de las tradiciones más significativas para todos los mexicanos, pues los días 1 y 2 de noviembre están llenos de cultura y tradición, ya que se recuerda a todos aquellos que partieron de este mundo.

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Aunque el Día de Muertos es una festividad llena de color y alegría, llegar a ese punto no es sencillo, por el hecho de que cada persona lleva un proceso distinto para comprender el fallecimiento de un ser querido.

La muerte de una persona cercana siempre causa un gran dolor que viene acompañado de cambios físicos, psicológicos y sociales para quien ha sufrido la pérdida, así como para su entorno.

La tanatología es el estudio de la muerte y pretende ayudar con apoyo profesional a manejar la nueva experiencia que está viviendo la persona que perdió a un individuo con quien generó un vínculo sentimental, ya sea familiar, de pareja o amistoso.

En entrevista para Publimetro México, el psicólogo clínico y tanatólogo, Román Hernández, nos habló sobre cómo funciona la tanatología cuando se vive la muerte de un familiar en edad temprana, como los casos de personas jóvenes que pierden la vida repentinamente.

Duelo por muerte a edad temprana y duelo anticipatorio

“La muerte temprana o una muerte esperada van a ser igual de dolorosa, el duelo siempre va a aparecer siempre que tengamos una pérdida”, mencionó el tanatólogo, ya que “entre más apego, cercanía, dependencia y amor tengamos con esa persona, va a ser más doloroso” porque “implica un proceso cognitivo de comprensión, emocional y químico que no vamos a poder evitar”.

La pérdida de una persona joven es muy distinta a un duelo anticipatorio, que representa el conocimiento de la muerte de alguien de edad más avanzada o que ya se sabe qué pasará por el proceso de fallecimiento debido a alguna enfermedad o padecimiento.

Psicólogo clínico y tanatólogo.

Para comenzar a vivir la etapa de duelo tras la muerte temprana de un familiar, lo primero que recomienda hacer el experto es evitar decirle al doliente cómo debe sentirse, ponerle algún concepto religioso o metafísico de la vida, así como un juicio respecto a los sentimientos de la persona, ya que eso hará que el proceso sea más complicado de lo normal.

Un tanatólogo es un soporte, alguien que les va a decir cómo está el camino y cuando sabemos cómo está ese camino, podemos ayudarles como una brújula”, expresó.

Diálogo socrático para empezar el apoyo

La manera en la que haya muerto la persona va a influir en el comportamiento de la quien va a vivir el duelo, ya sea una muerte a edad temprana o una muerte repentina por un paro cardiaco o un accidente.

Por ello, de acuerdo con el psicólogo clínico, es recomendable implementar el “diálogo socrático”, que consiste en dejar hablar a la persona en cuestión para fomentar que se hable del dolor que se siente y como apoyo “repetir” las últimas palabras del suplicio que tiene el doliente para ayudarle a “vaciar el dolor”, ya que este no debe de ser controlado.

La depresión y ansiedad necesitan ser atendidos rápidamente.

Muchas veces las personas dejan de realizar actividades cotidianas o de necesidades básicas como comer, se debe permitir que pasen por estos procesos sin dejarlos caer en una situación más complicada como pensamientos suicidas o trastornos alimenticios, pues hay quienes viven el duelo de manera silenciosa.

“Hay que gastar el dolor… hablando, llorando, incluso tirándose al piso; lo único que se debe cuidar es que el paciente no atente contra su vida”, ya que no se puede definir cómo van a vivir este proceso.

¿Cuáles son las etapas del duelo?

Si el comportamiento de las personas cambia repentinamente y no piden ayuda, hay que evitar hacer un juicio sobre cómo se sienten, puesto que las terceras personas “no saben lo que está sintiendo”, por ello, lo mejor será tener una cercanía verbal o incluso de acompañamiento persona para hacerle saber que no está sola.

Cuando se vive la muerte de una persona, obligatoriamente vienen las etapas del duelo, que no necesariamente van a aparecer en orden; de acuerdo con el tanatólogo Hernández, son seis y una extra que depende de cómo lo procesa cada persona:

  • Shock: Se caracteriza porque la persona no procesa que su ser querido ya no está, entonces reacciona de una manera diferente a la esperada, pues no se da cuenta de lo que está pasando.
  • Negación: Aquí comienza el proceso de dolor y pueden expresarlo llorando, gritando o incluso con desmayos y ataques de ansiedad que los hace entrar en crisis.
  • Ira: Para la persona que vive la pérdida no hay un motivo por el que su ser querido haya perdido la vida, pues no se les hace “justo” que ya no estén e incluso se encuentran molestos porque siguen sin comprender la situación pensando que nadie los comprende.
  • Negociación: En esta etapa comienza la aceptación y se compensa el sentimiento de pérdida, buscando que el impacto sea menor, compensando los pensamientos anteriores con algo más positivo sobre la muerte del familiar.
Estrés puede evolucionar hacia la depresión
  • Depresión: Se caracteriza por estar en un estado de ánimo bajo, con sentimientos de tristeza relacionados con el pensamiento y comportamiento que presenta la persona con la muerte de la persona querida. Hay que cuidar que esta etapa no se vuelva un trastorno o padecimiento.
  • Superación: Esta es la parte más profunda de la curva del proceso de duelo, ya no afecta ni rompe con la tranquilidad o estabilidad emocional, pero se tiene el sentimiento de tristeza.
  • Resignificación: Esta es la etapa más importante, pues aquí se aprende qué es lo que se quiere hacer con el dolor, hay quienes lo canalizan haciendo una labor social o interna para transformar lo que sienten en algo positivo, logrando que la muerte tenga un significado diferente.

Cuando el proceso de duelo se complica, interfiere con su vida personal, social y laboral acompañada de comportamientos dañinos como el consumo de sustancias nocivas para la salud como alcohol o drogas.

“Siempre va a convenir más buscar un psicólogo o psicoterapeuta tanatólogo, porque tenemos más amplitud, no solo del proceso de duelo, sino también del comportamiento humano”, recomendó Román Hernández.

Diferencia entre el proceso de duelo de un hombre y una mujer

A pesar de que todas las personas, sin importar el sexo o género con el que nos identifiquemos, está comprobado que los estigmas en la sociedad y el machismo han provocado que los hombres y las mujeres vivan estos duelos por la pérdida de un ser querido de maneras distintas.

  • Hombres: Tienden a reprimir más sus emociones, conectan con la tristeza, pero la contienen por mantener un estatus de masculinidad o fortaleza, lo que ocasiona que no se hable de sus sentimientos.
  • Mujeres: Para el sexo femenino es mejor visto vivir sus emociones, no reprimirlas y comentarlas ante la sociedad, donde reconocen sus sentimientos para que de alguna manera estos sean apoyados.

De acuerdo con el tanatólogo, cuando los hombres reprimen sus sentimientos, es más probable que sufran enfermedades crónico degenerativas como cáncer, ya que al no tener apertura en cuestión emocional, que tiene que ver con una cuestión de medicina psicosomática, relacionada con el estudio de la mente y el cuerpo.

Soporte emocional, la luz al final del camino

El apoyo que tenga la persona por parte de su familia y amigos durante esta etapa de duelo por la muerte temprana, de la mano de un acompañamiento terapéutico, prepara el pensamiento y los sentimientos de la esta, pues su cerebro comienza a proporcionarse emocionalmente.

Para el tanatólogo Román Hernández, la luz al final del camino, es el soporte emocional que le brinda el entorno a la persona, el no tenerlo retrasa el proceso de duelo, provocando que esta se estanque y le cueste más salir del proceso de pérdida.

Recomendaciones ante la muerte de una persona

  1. No evitar el dolor
  2. Aceptar y no controlar el dolor
  3. Responsabilizarse y prepararse emocional y mentalmente
  4. Tener la obligación como doliente de expresar sus necesidades
  5. Buscar ayuda con un acompañamiento terapéutico en donde se sientan comprendidos

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