Millones de personas en el mundo padecen asma, enfermedad crónica que se produce cuando la exposición a ciertas sustancias o determinadas circunstancias inflaman los bronquios. Estos se estrechan y pueden llegar a obstruirse, lo que dificulta la respiración.
El asma provoca que tanto la entrada como la salida del aire no sean de calidad debido a una inflamación crónica del aparato respiratorio. Afecta a un alto porcentaje de la población mundial, siendo los niños la población más vulnerable, pero puede presentarse a cualquier edad.
Generalmente las personas que sufren esta enfermedad son más vulnerables a factores externos como el clima, el polvo, el humo y sustancias químicas, los cuales pueden fácilmente desencadenar un brote de asma.
Las infecciones respiratorias virales como la gripe y el resfriado común pueden causar ataques de asma.

LAS CLAVES
El asma es considerado como un padecimiento crónico, que genera una serie de síntomas que pueden variar de acuerdo a la frecuencia, duración e intensidad:
• Respiración sibilante, caracterizada por la presencia de sonidos similares a los de un silbido. Es más notable si la persona está agitada o cansada.
• Tos improductiva, que suele ser más recurrente durante la noche y en las primeras horas de la mañana.
• Dificultad para respirar y sensación de ahogamiento.
• Sensación de opresión en el pecho.
Por cierto, al menos 262 millones de personas padecen de esta enfermedad a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
CONSEJOS PARA CONTROLAR EL ASMA
1. Toma tus medicamentos todos los días, aunque no tengas síntomas. Para lograr controlar tu asma y disfrutar de una buena calidad de vida, es muy importante que tomes la medicación que tu médico te haya prescrito en la dosis, frecuencia y duración indicadas.
2. Aprende a usar bien tu inhalador. Siempre debes abrir el dispositivo, prepararlo (agitarlo, rotarlo o cargarlo), vaciar tus pulmones de aire, bloquear la respiración, colocar el orificio del inhalador en la boca, inhalar a fondo, contener la respiración de cinco a diez segundos y volver a respirar con normalidad.

3. Nunca abandones el tratamiento por tu cuenta. Comenta a tu médico cualquier duda que puedas tener sobre cómo seguirlo o tus posibles temores ante efectos secundarios, pero nunca dejes de tomar la medicación por iniciativa propia.
4. Consulta a tu médico antes de tomar nuevos fármacos. Nunca te automediques e informa a tu médico sobre medicamentos que otros especialistas te hayan recetado. En todo caso, comunica siempre a tu farmacéutico, dentista y médicos tu condición de asmático.
5. Aprende a reconocer y actuar en las crisis. Pide a tu médico que te enseñe a detectar los síntomas de empeoramiento y elaboren un plan de acción que indique cómo debes reaccionar en caso de crisis grave.
6. Realiza ejercicios respiratorios habitualmente. Aprende y practica de manera regular ejercicios de fisioterapia, porque te ayudarán a controlar la respiración y la ansiedad cuando llegue una crisis. Si esta se produce, toma la medicación, busca una postura cómoda, relájate, saca el aire con los labios fruncidos y respira sin ansiedad.
7. No fumes y aléjate de los ambientes con humo. El tabaco es el principal desencadenante del asma, porque incrementa la inflamación bronquial. Por tanto, no fumes y tampoco permitas que lo hagan delante de ti.
8. Evita los alérgenos que más te afecten. Mantén tu entorno libre de todas las sustancias que pueden empeorar tu asma, como polvo, ácaros, hongos o pelo de animales. Alrededor del 10% de los adultos asmáticos son intolerantes a la aspirina y a los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno.
9. Sí al deporte, pero con precaución. Realiza ejercicios de calentamiento y aclimatación antes de comenzar a practicar cualquier actividad física e incrementa poco a poco la intensidad del ejercicio, con el fin de preparar las vías aéreas para el esfuerzo.
10. Llévate el sentido común cuando viajes. Siempre que el asma esté bien controlada y sea estable, una persona asmática puede viajar como cualquier otra, pero ha de llevar siempre consigo sus medicamentos habituales, el plan de acción por escrito que ha elaborado con su médico y los medicamentos que puede necesitar en caso de empeoramiento o crisis.