La noche del sábado, la posada en el centro histórico de Guanajuato capital tuvo un giro inesperado: nevó. No fue un frente frío, sino una nevada artificial que cayó sobre arcos de luz, fachadas iluminadas y un gentío que se detuvo a mirar el cielo como si se hubiera abierto una postal.
Entre celulares en alto y risas, la alcaldesa Samantha Smith caminó entre la gente, prendió una bengala y posó para fotos mientras los copos blancos se mezclaban con la música y el murmullo de las calles.
La Plaza de la Paz nunca se había visto tan navideña posiblemente. El primer cuadro de la capital del estado convocó pese a los 8 grados que registró por momentos el termómetro.
“La magia navideña se hace presente cuando compartimos, cuando cantamos juntos y cuando celebramos lo que somos”
— Samantha Smith, alcaldesa de Guanajuato Capital
Bengalas, selfies calientan la Navidad
A tres días para Nochebuena, lo capitalinos ya se preparan. En las imágenes compartidas en redes se ve a familias bajo túneles de luz, niñas con chamarras y capuchas, y visitantes que buscan el mejor ángulo para el recuerdo. La nieve no moja, pero sí cambia el ánimo: invita a quedarse un rato más, a acercarse al árbol navideño, a llenar el encuadre con brillo y “nieve” en el mismo segundo.Alrededor, puestos de antojitos y ponche sostuvieron la noche; el frío real se mezcló con el humo dulce.
La escena siguió con lo clásico: piñata, dulces en el piso, niñas y niños al centro y adultos marcando el ritmo con palmas y gritos de ánimo. Hubo momentos de mñusica y coros, con el entusiasta público rodeando el atrio del templo de San Diego.
Nevada anunciada
La nevada no apareció de la nada.Desde noviembre el ayuntamiento y el sector hotelero preparaban un Festival Navideño con nieve artificial y otros atractivos, además de la intención de mantener una pista de hielo, sujeta a presupuesto.
Ayer, ese anuncio tomó forma en la calle: una posada que mezcló tradición e innovación, y dejó una idea simple para el cierre del año: en Guanajuato, la Navidad se vive caminando, mirando arriba y regresando a casa con confeti en los zapatos y el teléfono lleno de fotos.

