La zona sur de la ciudad, donde colindan los municipios de Tlaquepaque, Tlajomulco, El Salto y Tonalá, es la zona más contaminada de la metrópoli de Guadalajara y en buena medida se deriva de la operación de ladrilleras en la zona. Según estimaciones, tan sólo en estos municipios operan cerca de 600 hornos ladrilleros y de cada uno de ellos dependen cuatro familias.
Esta mañana, miembros del partido Futuro en el Congreso del Estado, acompañados de la primera cooperativa de productores de ladrillos, lanzaron la petición de ayuda para que puedan migrar de un modelo altamente contaminante, con la quema de los ladrillos para hornearlos y pasar a un esquema de cero emisiones. Especialistas alemanes están colaborando en este proyecto de migración e incluso aportan un capital semilla, el problema es que no tienen un sitio definido para desarrollar un parque ladrillero.
Tecnología en favor del medio ambiente
La nueva tecnología que opera con un sistema de prensa hidráulica, ayudaría a reducir drásticamente la generación de partículas contaminantes.
“La cooperativa para arrancar necesita de un lugar rentado, prestado, regalado, como sea, pero sí se requiere un predio para iniciar con el recurso semilla que ya se tiene. Se ha hablado con el municipio de Tlaquepaque, había un seguimiento, pero bueno, hubo un cambio de administración y esperamos que muy pronto pueda retomarse”, señaló el especialista Andrés Aranda, participante de la cooperativa.
Actualmente lo que producen los contaminantes es que muchas personas usan plásticos como combustible para dichos hornos.
Los representantes de Futuro en el Congreso del Estado, señalaron que no basta con que esta cooperativa pueda migrar a un modelo de producción sustentable, sino que la industria de la construcción opte por usar estos ladrillos y no por los fabricados con concreto o los que se fabrican a partir de procesos contaminantes.
“Estamos frente a una problemática social, económica y ambiental, pero, al mismo tiempo puede convertirse en un gran ejemplo de cambio, de cómo es posible replantear una actividad económica en el contexto de la crisis climática y resolver uno de los problemas más urgentes de salud pública (...) Los productores de ladrillo, conscientes del impacto ambiental que genera la producción tradicional de este material de construcción, han tomado la iniciativa de transitar hacia nuevas tecnologías que permitan reducir de manera sustantiva las emisiones generadas por esta actividad”, expresó la legisladora Susana de la Rosa.