Con 20 años dedicados al rescate y manejo de fauna silvestre, Luis Alberto Cayo Cervantes, actual director de la Unidad de Acopio y Salud Animal Municipal de Tlajomulco (Unasam), se ha convertido en una figura clave para la conservación en zonas urbanas del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG).
Desde 2005, cuando inició como voluntario en el Centro para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre de Semarnat en Jalisco, Cayo ha dedicado su vida a salvar animales, especialmente aquellos que han sido desplazados por el crecimiento urbano.
“Siempre me gustó más el trabajo en zona urbana. Ahí está el verdadero reto”, comenta el biólogo egresado del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).
Del jaguar al halcón: un rescate que cambió todo
En 2017, tras la trágica muerte de un jaguar que ingresó a una zona habitacional en Tlajomulco de Zúñiga, Cayo propuso la creación de la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre (URFS). La falta de protocolos y capacitación provocó que el animal fuera abatido, lo que desató indignación social.
Desde entonces, la URFS ha rescatado miles de ejemplares y ha reintegrado cerca del 80% de ellos a su hábitat natural.
“Desde serpientes escondidas en motores hasta tigres deambulando por las calles; si los regresamos sanos a su entorno, esa es nuestra mayor satisfacción”, afirma.
Amante de los halcones peregrinos, practicante de cetrería y apasionado por las ciencias naturales desde joven, Cayo encontró en las aves una conexión única.
Aunque soñaba con ser herpetólogo, su vocación se consolidó en la observación de aves. Hoy, ayuda a rehabilitar aves rapaces mediante técnicas milenarias de vuelo, fusionando trabajo y pasión.
Educación ambiental y conservación desde cualquier trinchera
Además del rescate, su misión incluye promover la educación ambiental, especialmente entre jóvenes.
“No necesitas ser biólogo para cuidar la naturaleza. Si un arquitecto diseña con conciencia ecológica, ya está aportando a la conservación”, señala.
Desde un jaguar hasta una cucaracha, todas tienen un rol en la cadena ecológica, dice convencido.
“Sin chapulines no hay aves, sin aves no hay árboles. Hasta lo más insignificante tiene su función”, concluye.
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