De cara al desgaste crítico que presenta desde hace varios años el sistema actual y la necesidad ambiental de garantizar agua limpia y eficiente, autoridades, empresarios, sociedad civil y líderes religiosos han comenzado a avanzar el proyecto del nuevo acueducto Chapala–Guadalajara el cual sustituirá al actual. De acuerdo con los expertos, esta es una obra clave para asegurar el abasto de agua sin afectar el ecosistema del lago.
Cabe señalar que este nuevo acueducto, impulsado por la Secretaría de Gestión Integral del Agua (SGIA) y la Comisión Estatal del Agua (CEA), busca transportar los 7.5 metros cúbicos por segundo ya concesionados del Lago de Chapala en una sola vía cerrada para solucionar el problema de la ineficiente conducción actual que sufre pérdidas por evaporación e infiltración, además de exposición a contaminación urbana, industrial y agrícola.

Costos altos y riesgo de fallos
El acueducto antiguo, el cual combina tuberías de más de 35 años y un canal abierto, conlleva actualmente altos costos operativos, riesgo de fallo estructural y fallas en la calidad del agua suministrada
De acuerdo con los especialistas, la obsolescencia no solo pone en riesgo el abasto para millones de vecinos del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), sino que también compromete su seguridad hídrica.
Un proyecto que da un respiro
El proyecto, el cual se encuentra en fase de licitación del proyecto ejecutivo, cuyo fallo se esperaba entre mayo y junio, con entrega en octubre, podría comenzar en 2026 y concluir entre 2029.
Por su parte, el Gobierno del Estado asegura que no se incrementará la extracción del lago, sino que se optimizará el volumen ya concesionado, reduciendo costos y protegiendo el ecosistema.

El consenso social también avanza
El proceso de socialización ha incluido recorridos con obispos, empresarios, académicos, colectivos y autoridades municipales para visibilizar retos y recoger propuestas.
La presidenta de la Unión Social de Empresarios de México (USEM), Judith Adriana Ortiz Ceja, advirtió que es “un tema de bien común” que requiere recursos y participación de todos los sectores.
Por su parte, el obispo auxiliar Engelberto Polino Sánchez, quien recientemente estuvo presente en uno de los recorridos hechos en las instalaciones del Siapa para conocer el estado actual de acueducto antiguo, recordó que el cuidado del agua es “un deber moral y social” que exige compromiso ciudadano.
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