En México, pocas empresas pueden presumir de ser verdaderos motores de desarrollo económico y social. Grupo Collins es una de ellas. Con más de 1,700 colaboradores, de los cuales alrededor de 1,200 forman parte de la división farmacéutica, la compañía se ha consolidado como un pilar de empleos formales y de calidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara y en el país.
La generación de empleo en Collins no se limita a la contratación directa. Su operación industrial, con seis plantas de producción en Jalisco, impulsa cadenas de proveeduría, transporte, logística y servicios que benefician a miles de familias de manera indirecta. Esto convierte a Collins en un actor fundamental dentro de la economía jalisciense, donde el sector farmacéutico es estratégico y en expansión.

Además, la profesionalización es parte del ADN de la empresa. Ingenieros químicos, farmacéuticos, especialistas en microbiología, técnicos en manufactura y personal administrativo encuentran en Collins un espacio de crecimiento continuo. La compañía apuesta por la capacitación permanente y por generar condiciones laborales que permitan estabilidad y desarrollo profesional.
No es casualidad que Grupo Collins haya sido reconocido como Empresa Socialmente Responsable (ESR) durante ocho años consecutivos, además de mantener su adhesión al Pacto Mundial de la ONU. Estas distinciones confirman que la organización no solo da empleo, sino que también se compromete con el bienestar de sus colaboradores a través de políticas de ética, equidad e inclusión.
En conclusión, hablar de Grupo Collins es hablar de una empresa que ha sabido trascender más allá de la producción de medicamentos: es un motor de movilidad social, un generador de oportunidades y un ejemplo de cómo el talento mexicano encuentra en la industria farmacéutica un lugar para crecer y aportar al país.