Algarabía

Rentas que dan frío

Por Fernando Montes De Oca Sicilia

Foto: Algarabía

En México la realidad es accidentada y peculiar. Como muchas otras cosas que siguieron un camino distinto al que originalmente tuvieron —como el cobro en las casetas—, las rentas congeladas son una orgullosa criatura mexicana. Ésta creció por algunos vericuetos que finalmente la perfilaron como el resabio de tiempos complejos, hasta llegar a nuestros días como una medida incomprensible e inaplicable.

El 24 de julio de 1942 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que inauguraba las rentas congeladas. Así, las rentas de los inmuebles habitacionales, comerciales e industriales no se modificarían a lo largo del tiempo. Esta medida, junto con la suspensión de garantías individuales —decretada el 1 de junio de 1942— y otras estrategias de defensa del territorio nacional, formaron parte del conjunto de medidas que tomó el entonces presidente de México, el general Manuel Ávila Camacho, luego de la declaración de guerra contra los países del Eje: Alemania, Italia y Japón.

Algunos autores afirman que la vivienda era costosa en la época poscardenista, pues de este modo los arrendadores se protegieron ante la devaluación y la inflación que había dejado el presidente Lázaro Cárdenas. Como no faltaron los abusos por parte de éstos, en el contexto del estado de guerra Ávila Camacho se apresuró a emitir el decreto de la renta congelada. Digamos que no quería que ninguna circunstancia interna lo distrajera del trompo que se había echado a la uña con los fascistas del otro lado del Atlántico.

El decreto de marras dice así: «no podrán ser aumentadas las rentas por ocupación de inmuebles mientras rija la suspensión de garantías individuales». La justificación de la medida era aliviar el bolsillo de los obreros, pues el continuo aumento en los precios de los artículos de primera necesidad afectaba seriamente sus ingresos.

La medida, en un primer momento, fue oportuna. Sin embargo, al terminar el conflicto armado, el decreto no se abolió como se esperaba, sino que se prorrogó. Entonces la renta congelada fue vista como una victoria del movimiento obrero, y durante 50 años nadie se atrevió a moverle una coma al decreto que la permitía.

Pero 50 años después, las cosas ya no son lo que eran.

Las rentas se van descongelando

El decreto de 1942 continuó vigente hasta finales de los años 90, lo que en buena medida determinó el desarrollo habitacional de la Ciudad de México. De hecho, el estado de desgaste que algunas construcciones presentaban, y presentan en la actualidad, en el primer cuadro de la capital, puede achacarse a las rentas congeladas.

Esto se explica porque a lo largo de los años, al modificarse el costo de la vida el ingreso que obtenían los propietarios de los inmuebles no les permitía invertir en el mantenimiento de los mismos; a su vez, estaban impedidos para desalojar a los inquilinos, así como vender o cambiar su uso. Un gran lío.

Gran parte de los inmuebles destruidos en la Ciudad de México durante el terremoto de 1985, eran vecindades y edificios muy deteriorados, lo que explicaría la disminución que la vivienda en renta registró entre 1980 y 1990.

Según algunas estimaciones, alrededor de 30 mil familias en la Ciudad de México pagan menos de 10 pesos mensuales como renta, lo que condiciona que sus viviendas estén a punto del colapso. La mayoría de estos inmuebles ya son propiedad del gobierno y, aunque se encuentran en zonas céntricas, no todos son candidatos para construir en ellos viviendas de interés social; por un lado puede que no reúnan las características necesarias para ello, o que los actuales inquilinos simplemente no lo permitan porque no quieren pagar más en rentas.

Rentas congeladas, la obra

Las rentas congeladas llegaron a significar todo un hito para la cultura popular mexicana. En 1960, por ejemplo, «protagonizaron» una obra escrita por Sergio Magaña, autor del popular montaje Los motivos del lobo (1968) y conocido como el dramaturgo de las «pequeñas tragedias cotidianas». Rentas congeladas, el nombre de la obra de teatro, es una crítica a los propietarios de inmuebles y a la corrupción de los funcionarios públicos. Se trata del primer musical mexicano, cuyas melodías corrieron a cargo de Francisco Gabilondo Soler, «Cri-Cri»; sin embargo, un conflicto entre Magaña y el compositor canceló esta posibilidad.

Rentas descongeladas

En sintonía con la equívoca voluntad que mantuvo las rentas congeladas vigentes, éstas llegaron a su fin, al parecer, por accidente. El 31 de diciembre de 2001, en la Asamblea del entonces Distrito Federal, esta medida fue derogada. Tal parece que durante la discusión de este asunto, los diputados se hicieron bolas al momento de definir nuevas causales para la prórroga de los contratos de arrendamiento. El resultado de la votación fue la desaparición de la ley de renta congelada. Y así, sin más análisis, una medida provisional que duró cerca de 50 años, llegó a su fin por un error. Lo que hay que ver.

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