¿Subcultura? ¿Pertenencia a una tribu urbana? ¿Relaciones de poder? ¿Jerarquías? ¿Pasión por los autos? ¿Moda? ¿Dinero? Así son los arrancones o carreras de coches callejeras y clandestinas.
Pasan los años y los arrancones callejeros (ilegales, por cierto) siguen vigentes. Sin embargo, van adquiriendo nuevos significados con el tiempo.
¿Las edades? Desde jóvenes de 20 años aproximadamente, hasta adultos que son apasionados del tuning y gustan probar sus vehículos.

Costos sociales
Como es de imaginarse, los riesgos son muy (¡muy!) altos. Hay quienes hacen de estos riesgos su mayor motivación. ¿Para qué?
Algunos se toman muy en serio el papel de ser un mito urbano de las calles y ser conocido como el «más rápido» de la zona. Y, por cierto, lo llaman «deporte».

Ellos buscan detrás de este nombramiento un poder dentro de un grupo, por todo lo que implica. Sin embargo, no es (ni de cerca) la mejor manera de lograr un título o reconocimiento.
Por estar fuera de la ley, las motivaciones son de naturaleza «prohibida», desencadenando otras problemáticas.

Ocasionar muerte a terceros, balaceras, manejar en estado de ebriedad, persecuciones fatales, robo, cárcel…
Es todo lo que rodea esta práctica lo que llama la atención a muchos barrios de Estados Unidos y Latinoamérica.
Si la persona es una verdadera apasionada únicamente de los autos y del tuning, podría fácilmente hacerlo por la vía legal.
Sin embargo, hay algunos que se identifican con la práctica ilegal. Crecen en barrios donde los grupos sociales delinean las actitudes y comportamientos esperados desde edades muy tempranas.

Y, para un joven que vive para la identificación y pertenencia con su grupo de amigos, le será irrelevante las vicisitudes detrás de esta práctica.
Aunque no lo crean (quienes no están familiarizados con esta práctica), la franquicia de Rápidos y Furiosos sí ha tenido impacto en muchos jóvenes que incluso se deciden a hacerlo por la película.

Costo monetario
Realizarle un tuning al auto no es nada barato. Hay quienes invierten desde 50 mil hasta lo inimaginable.
Mucho más allá de la estética, lo que cuenta es la modificación mecánica para sumar potencia y ganar caballos de fuerza.

Ejemplos de lo que se puede modificar mecánicamente:
– las salidas a los inyectores de combustible
– escape de alto flujo
– mezcla de gasolina más rica en octanos (capacidad de flamabilidad)
– entrega de potencia no al cigüeñal, pero sí a las ruedas

– la transmisión: recortar los cambios, una caja más ágil y rápida
– cambio de bujías
– las cabezas de titanio del motor a aleaciones más ligeras y resistentes, mayor eficiencia térmica y reducción de peso
– componentes de fibra de carbón, en el techo capó o cofre, rines y aerokit (paquete aerodinámico)

– frenos deportivos con discos perforados (los mejores son los carbonocerámicos porque se calientan muy poco)
– neumáticos: más adherencia al asfalto, más caucho para que no se patine por el torque
– en el caso del turbo, agregar un turbo más grande o ajustes en la presión
– jaula de seguridad
– reducción de peso: quitar o modificar asientos, bocinas, aire acondicionado, etc.

Costos legales
En México, la multa por participar en arrancones ilegales ronda alrededor de los $ 2,097 pesos.
Aun así, todavía se han presentado en diversas zonas, como en el sur de la ciudad, en Gustavo Baz y Ciudad Satélite.

Sin embargo, éste es el menor de los costos. Alguno de los participantes puede morir o incluso un tercero que nada tiene que ver.
Tristemente, son muy jóvenes quienes se inician en esta práctica, sometiéndose a posibles consecuencias que pueden ser irreversibles.

Lo interesante de todo esto es que, si fuera un verdadero apasionado de los autos, hay vías legales para hacerlo.
Los organizados por el Autódromo de los Hermanos Rodríguez y en el Foro Dinámico Pegaso, son las mejores opciones.