La depreciación se refiere a la pérdida de valor inicial, en este caso de un auto. Es un dato importante si planeas vender tu vehículo en algún momento. Su valor se determina, entre otros factores, por la demanda de la marca y modelo, así como por el costo del auto, mantenimiento y refacciones, y las condiciones del coche.
En términos generales, se considera que un coche pierde el 27% de su valor (en promedio) al salir de la agencia. Esto se debe a que el precio final del auto incluye tanto los impuestos (IVA, ISAN, REPUVE, placas, tenencia, tarjeta de circulación, etc.) como el margen de ganancia para la agencia, gastos que no se recuperan y que no determinan el valor real del auto. Además se considera que la promesa de garantía y mantenimiento programado por parte de la agencia comienza a expirar, y que el auto ha dejado de ser cero kilómetros.
A continuación te compartimos cinco consejos que te ayudarán a no depreciar innecesaria y prematuramente tu vehículo.
1.- Elige sabiamente
Si no eres uno de esos nostálgicos, coleccionistas o acumuladores, y piensas vender eventualmente tu auto, considera el valor potencial de reventa desde el momento de adquirirlo. Cuando cesa la producción o cambia profundamente el modelo, ocurre una depreciación. Además, existen marcas cuya propia confiabilidad las respalda o las descarta. Es mejor que estés bien informado.
Quizás creas que comprar un auto caro significa venderlo caro, sin embargo, es muy probable que esos vehículos sufran mayor depreciación.

2.- Mantenimiento
Pocas cosas hablan mejor de tu auto que tener un carnet de mantenimiento o comprobantes, que acrediten todos los servicios de la agencia. Esto garantiza a tus compradores, que el vehículo ha sido revisado, diagnosticado y reparado en tiempo y forma por personal calificado y certificado por la marca. También significa que se han utilizado pinturas, fluidos y accesorios originales. Dependiendo del año, quizás el auto aún conserve su garantía.
Un auto manchado, dañado, recuperado (de aseguradora) o con señales de haber recibido reparaciones importantes pierde significativamente su valor.

3.- Único dueño
Cuando alguien va a comprar tu auto, asume riesgos acerca de las condiciones reales de tu vehículo, es decir, lo compra sin poder evaluar daños ocultos o no evidentes. La confianza en el auto decrece a medida que ha pasado por diferentes manos, con distintos hábitos de manejo y cuidados. Algunas personas ponen el vehículo a nombre de alguien más o lo endosan sin pensar.
Otra situación que puede afectar negativamente el precio de un auto usado es no tener la documentación en regla. La factura original, por ejemplo, tiene un valor intrínseco que no posee la copia certificada, o la carta notarial.

4.- Kilometraje
Por su arquitectura y materiales, los motores tienen gran resistencia al desgaste. Sin embargo, nada dura para siempre. A mayor kilometraje, los motores han sufrido mayor estrés y en consecuencia, su eficiencia va disminuyendo. Es cierto, hay autos con mucho kilometraje en mejores condiciones que algunos con números bajos en el odómetro (el contador de kilometraje), pero son una excepción. Algunos optan por alterar sus contadores, buscando mejores oportunidades de venta, pero se arriesgan a ser descubiertos y evidenciados como estafadores.

5.- Personalización
Muchas marcas ofrecen aditamentos que pueden ser instalados de fábrica o añadidos post-venta. Cuando estos elementos no forman parte de la descripción de la factura, son considerados accesorios y afectan al valor del auto. A menos que vayas a vender tu automóvil a un comprador específico, que conozca sobre los accesorios, jamás te pagará ese alerón y estribos, esos rines o ese sistema de info-entretenimiento adicional.
Alterar incluso el color o tono del vehículo, le restan ese valor “de fábrica” que los compradores regulares están buscando.
