La palabra ‘tracción’ tiene su origen en el término latino tractĭo y se refiere al “acto y consecuencia de tirar de una cosa, con el objetivo de desplazarla o de conseguir que se mueva”.
Cuando hablamos de la tracción de un vehículo, en concreto, nos referimos al mecanismo encargado de llevar la potencia del motor hacia las ruedas motrices. Esta fuerza puede ser transmitida hacia los neumáticos frontales (tracción delantera), las ruedas posteriores (tracción trasera) o ambas (tracción integral).
Tracción delantera
También conocida como Front Wheel Drive (FWD), se trata de la disposición más popular, por costos, eficiencia mecánica y fiabilidad.
Su producción y mantenimiento son más baratos, debido a que utiliza menos componentes, lo que además lo vuelve más ligero y, en consecuencia, reduce su consumo de combustible.
La posición de los componentes permite mayor comodidad en la cabina (al conservar el piso plano).
Este tipo de tracción brinda mayor sensación de control en curvas al tener sus neumáticos orientados en la misma dirección del timón.
Está presente en vehículos compactos no muy potentes, generalmente de gama media y baja.
Sus configuraciones son: motor delantero transversal con tracción delantera, motor delantero longitudinal con tracción delantera y motor delantero longitudinal central con tracción delantera.
Tracción trasera
Llamada Rear Wheel Drive (RWD) o propulsión, este tipo de tracción permite mejor adherencia en aceleración debido a la transferencia de peso generada por la inercia al acelerar.
Permite una conducción más dinámica y ágil, aunque el control en curvas suele ser más complicado ya que tiende al sobreviraje.
Al repartir la tracción y la dirección entre ambos ejes (delantero y trasero), el esfuerzo sobre los neumáticos se reparte equitativamente.
Su uso es muy socorrido en vehículos deportivos y de alta gama.
Sus configuraciones incluyen: motor delantero con tracción trasera, motor central delantero con tracción trasera, motor central trasero longitudinal con tracción trasera, motor central trasero transversal con tracción trasera y motor trasero con tracción trasera.
Tracción integral
Conocida también como tracción en las cuatro ruedas, doble tracción o tracción total, se refiere a los vehículos todoterreno, es decir, aquellos en los que todas las ruedas puedan recibir simultáneamente la potencia del motor, lo que les permite circular en toda clase de superficies.
Permite mayor control del coche en condiciones deslizantes, al poder regular mejor la potencia en los neumáticos.
Los vehículos diseñados para esta clase de tracción, tienen una construcción muy robusta que les aporta rigidez frente a la torsión excesiva, haciéndolos poco recomendables para su conducción urbana en condiciones climáticas regulares.
Existen 3 tipos de tracción integral:
- 4×4: Significa que, de las 4 llantas, 4 son motrices o tienen tracción. Distribuye la fuerza entre los dos ejes en una proporción de 50-50. Tiene una perilla que permite seleccionar 3 modos de manejo, que deben ser gestionados de manera correcta para no dañar sus componentes: 2H (Two High: desconecta la tracción de un eje [generalmente el delantero]; ideal para caminos con buen nivel de adherencia), 4H (Four High: para condiciones algo resbaladizas) y 4L (Four Low: para superficies desafiantes).
- Four Wheel Drive (4WD): Es un sistema que combina las prestaciones de un 4×4 y un AWD, pero al tener un mecanismo hidráulico es mucho más rápido y ligero. Sus modos de manejo incluyen: 2WD (Two Wheel Drive: tracción delantera, para el manejo cotidiano), Auto (su sistema determina las necesidades de adherencia y transfiere la tracción de manera inteligente a los 2 ejes dependiendo de las condiciones del camino) y Lock (reparte la tracción 50-50 adelante y atrás, para caminos difíciles). El 4WDi, incorpora además control dinámico vehicular (ESC) y control de tracción (TCS), monitoreando más valores de telemetría y mejorando significativamente la adherencia.
- All Wheel Drive (AWD): Este sistema de tracción integral permanente opera a través de la computadora que se encarga de distribuir la fuerza de tracción del motor en las cuatro llantas (de manera individual). Sirve para un manejo en terrenos de baja adherencia. Es posible manejarlo a velocidades un poco mayores que un 4×4 en modo 4H, gracias a su diferencial central.
