Seguramente, el que las personas saquen su lado menos evolucionado al volante no te sorprende en absoluto.
Basta con ver cómo los automovilistas o choferes se enganchan en peleas para comprobarlo.
La cuestión es, ¿quién dice que tú no eres uno de ellos? Si consideras normal ser impaciente o molestarte continuamente por cómo conducen los demás, posiblemente también estés sacando tu lado más salvaje.
David Strayer, profesor de psicología en la Universidad de Utah, externó para CNN que el tráfico puede desencadenar en nosotros instintos primarios que evolucionaron en los humanos para promover la supervivencia.
De esta manera, el “marco agresivo, combativo y competitivo para la conducción” puede estar vinculado a nuestro pasado evolutivo.
Esto no es nuevo. Otros artículos han externado que el que las personas estén aisladas y protegidas por el automóvil ocasiona que se desinhiban con mayor facilidad.
Esto ocasiona que se sientan «menos responsable de sus acciones». De esta manera, el anonimato, aunado a la actividad grupal, genera una alteración y exaltación en el comportamiento.
Por qué es un problema
Si hablamos de instintos de supervivencia, hablamos de estrés y de una mayor predisposición a enfermedades cardiovasculares.
A su vez, Leon James, profesor de psicología en la Universidad de Hawai, destacó que la impaciencia que se detona en el tráfico puede convertirse en resentimiento e ira.
Y peor aún: creemos justificado el insultar y agredir a otros conductores.
Esto tiene un efecto directo en tu vida personal: estarás más intolerante, impaciente, cansado, de mal humor y con mayor predisposición a padecer depresión, insomnio y cuadros graves de ansiedad.
Por ello, te recomendamos que tomes medidas para mejorar tu calidad de vida si destinas mucho tiempo en el auto.
¿Un ejemplo? Te invitamos a leer la nota a continuación.