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Por qué tu hijo debe ahorrar y comprarse sus propios carritos y juguetes

Vivimos tiempos en lo que los padres tienen miedo de «herir» a sus hijos. Desean vendarles sus ojos y que no se den cuenta de la presunta «crueldad» del mundo. A esto se le llama sobreprotección.

Dentro de esta idea de «infancia sólo hay una», «quiero que tenga la infancia más feliz del mundo» o «quiero que tenga lo que yo no tuve», se cometen muchos errores que pueden perjudicar al niño a futuro de maneras profundas e insospechadas.

¿Te suena el «no tiene tolerancia a la frustración» y «tiene problemas con la autoridad»? En muchas ocasiones, esto se debe a que al niño no se le han establecido límites y reglas claras y está acostumbrado a tener lo que desea cuando lo desea.

Cuando el niño crezca, la falta de disciplina y tolerancia a la frustración puede manifestarse en problemas como: está endeudado con la tarjeta de crédito, no permanece en los trabajos, gasta su dinero en trivialidades, espera que sus papás lo sigan manteniendo, etc.

Aunque sea sorpresa para muchos, la educación clave está en los primeros siete años. Incluso cuando aparentemente sientas que el niño es muy pequeño, realmente él percibe y absorbe todo del entorno.

De esta manera, el niño fácilmente puede darse cuenta de que sus padres le terminan dando todo cuando él quiere.

Los padres, aparentemente asumiendo la posición más «cómoda», creen que hablando con el niño va a entender las razones.

«Te lo voy a comprar sólo por esta ocasión«, «es la última y única vez», «te lo compro si te calmas».

En realidad, lo que el niño está entendiendo es que al final siempre consigue lo que quiere si hace un buen berrinche.

Es por ello que la educación financiera empieza desde la primera infancia. Seguramente, algo que no conviene al sistema, ¿cierto?

Si los adultos tienen una educación en finanzas desde niños, seguramente no habrán deudas ni ganancias por parte de los bancos.

Pero más allá de eso, los niños que reciben este tipo de educación son adultos más responsables, centrados, conscientes y resilientes.

En otras palabras: saben lo que cuestan las cosas y no tienen problema en trabajar hasta conseguir lo que quieren de forma inteligente y certera.

¿Cómo educar a un niño en finanzas? 

 

Desde muy pequeño, enséñale al niño ahorrar. En lugar de comprarle juguetes cuando vea uno en la tele o en la tienda, dale una cantidad modesta cada semana.

Por ejemplo, 10 o 20 pesos. Cuando el niño vea un juguete que le guste, tú le enseñarás a ahorrar para que sea él quien lo compre y lo acompañarás en el proceso.

Si a la mitad del camino se le atraviesa un carrito o un juguete diferente que sí le alcanza y decide gastarlo, deberá asumir su decisión.

En caso de quedarse en ceros, deberá empezar de nuevo a ahorrar si es que nuevamente se interesa en el juguete inicial.

Aunque parezca rígido, bastará con que mires su rostro cuando compre su primer juguete producto de su esfuerzo y sus ahorros.

No se aburrirá de su juguete rápidamente y probablemente no lo desechará a la semana. Esta semilla será invaluable para su futuro.

Finalmente, no le estás diciendo que no puede tener el juguete, sino que le estás enseñando que lo puede tener si ahorra.

A su vez, será divertido ver el proceso de ahorro y verás cómo el niño se emocionará si sus abuelos le dan su domingo o unas monedas inesperadas.

Tampoco todo es miel sobre hojuelas, no será fácil. Sin embargo, una vez que compre su primera mercancía, entenderá el mensaje.

Y lo más importante: la enseñanza le durará toda su vida.

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