Chef a domicilio

De vez en cuando, una figura con la autoridad y rentabilidad de la que goza Jon Favreau en Hollywood decide tornar a sus orígenes, en este caso al cine independiente que se producía en Estados Unidos a mediados de la década de los noventa.

Aunque les cueste trabajo creerlo, quien es considerado uno de los directores más productivos para la industria (realizador de las dos primeras cintas de Iron Man, entre otros títulos) fue un actor primerizo que participó en una de las películas más emblemáticas en el preciso momento en donde jóvenes realizadores produjeron títulos de autor de manera externa a los cánones de producción con el que laboraban los grandes estudios: Swingers se convirtió en un prototipo de este modelo de trabajo.

Ahora, Favreau se aventura en un proyecto que trasluce un interés personal. No se trata de una película de superhéroes o de extraterrestres que arriban al viejo oeste, es simplemente la historia de un chef, quien luego de haber conseguido un tanto de reconocimiento por sus evidentes aptitudes como cocinero, se establece en un restaurante angelino con la idea de construir un patrimonio.

Chef a domicilio no es más que un dramedy que recurre a una línea argumental por demás vista (Jerry Maguire es el ejemplo más preciso): un adulto contemporáneo (divorciado y padre de un hijo) padece una depresión laboral que conlleva a un examen de su vida personal. Probablemente lo que describe Chef a domicilio ya lo hemos visto en anteriores cintas, sin embargo la franqueza con la que Favreau cuenta la historia de Carl Casper (caracterizado por el mismo director) triunfa sobre el espectador, quien identificará la temática en los mismos créditos de entrada.

El realizador revela su propio estado de ánimo: un hombre que desea regresar al origen, conectar con su familia, exteriorizar su juicio acerca de la crítica “especializada” y finalmente conciliar entre sus pasiones personales y aquéllas que se le atribuyen por encargo.

A pesar de los elementos pronosticables, debo admitir que la película me divirtió, sobre todo en momentos específicos como la hilarante situación en donde el pequeño hijo del chef instruye al padre en los menesteres del mundo de las redes sociales. Resulta tan irrebatible la franqueza de Favreau sobre sus dudas acerca de las posibilidades del universo digital, que no nos queda más que reconocer la habilidad del director para ponerse en contacto con el público.

A pesar de que en el desenlace se debilita el poder de la historia, finalmente creemos que Chef a domicilio corrobora esa divulgada afirmación de que no existe algo más seductor que la sinceridad. Una agradable sorpresa en la cartelera comercial.

 

DV Player placeholder

Tags


Lo Último