Opinión

Solidaridad a pesar del “gasolinazo”

En estas épocas ásperas de la vida nacional, la solución a los principales problemas del país es tarea de todos

La solidaridad entre ciudadanos es necesaria, especialmente en épocas ásperas de la vida nacional. Sabemos que la solución a los principales problemas del país es tarea de todos. Por eso me pareció útil tratar sobre esa forma de solidaridad que son las instituciones sin fines de lucro privadas (ISFLP) y los voluntarios que en estas organizaciones trabajan.

¿Hablar de este asunto durante la cuesta de enero, dos días después del “día más triste del año” (Blue Monday) y con todo y gasolinazos? Sí, porque hoy se requiere. Sí, porque las crisis son oportunidades. Sí, aunque me falle la mercadotecnia. Sí, porque como decía Teresa de Calcuta, hay que “amar hasta que duela”.

Dentro de las ISFLP hay organizaciones que sacan adelante proyectos que buscan beneficiar a la sociedad en aspectos educativos, culturales, sociales, políticos o asistenciales. Las hay de muchos tipos como el Teletón para apoyar niños y adolescentes con discapacidad. También hay otras fundaciones que apoyan a personas con síndrome de Down, o que sufrieron quemaduras, o que requieren lentes, organizaciones abocadas a la salud, para promover la educación en personas con bajos recursos, para regalar juguetes, cobijas, comida, etcétera.

Son organizaciones que advierten algún problema social —sobre todo problemas a los que el gobierno no llega, no alcanza a subsanar— y por ello, solidariamente, se unen para apoyar a personas con esa necesidad.

Las organizaciones no lucrativas privadas (dejamos las cifras de instituciones públicas para otra ocasión), también denominadas como el tercer sector, alcanzaron un nivel en su PIB de 232 mil 495 millones de pesos durante 2014, cifra que representó el 1.4% del PlB del país para ese año.

Es decir que poco más de un peso por cada 100 que produjo la economía en dicho año, correspondió a las organizaciones privadas sin ánimo de lucro y a la valoración económica del trabajo de sus voluntarios (Cfr. lNEGl).

El número de personas que colaboraron como voluntarios en las ISFL privadas se ubicó en un millón 674 mil. El tiempo de trabajo de los voluntarios en las ISFL privadas fue equivalente a 964 mil 130 empleos de tiempo completo. Este trabajo es equivalente 107 mil 536 millones de pesos, es decir, casi el 0.7% del PlB nacional en el 2014.

Evidentemente, no existe la obligación de colaborar, ni con dinero ni con trabajo, con estas instituciones. Pero sí me parece que hay un compromiso moral sobre los que tienen —especialmente los que poseen más— para los que no. Un compromiso humano que rebasa las nacionalidades.

Porque si bien es cierto que es entendible que haya quien tiene más y quien menos, es complicado explicar que en un mundo, que en principio es de todos, haya quien posea recursos que no podrían consumir ni él ni muchas generaciones de su descendencia, y al mismo tiempo haya quien no tiene nada, que le hace falta lo indispensable para vivir. Ahí tiene, en el menor de lo casos, un buen deseo para el 2017.

 

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