Opinión

En grupos

Todos estamos profundamente relacionados e interconectados. Los budistas saben esto desde la óptica de la respiración, es decir, que el aire que usted está respirando ahora, ya viajó por toda la atmósfera del planeta

Considerarse aislado, independiente y completamente separado de los otros es un tema que cada vez se está mostrando más como una mera ilusión de la mente. ¿Ha usted reflexionado acerca de dónde termina y dónde comienza la línea que separa a unos de otros? Es muy complicado determinar esto. Aunque el cuerpo nos da cierta individualidad, pensar que –como dijo Quino en la tira Mafalda– “el mundo queda tan lejos”, es una concepción completamente obsoleta. Todos estamos profundamente relacionados e interconectados. Los budistas saben esto desde la óptica de la respiración, es decir, que el aire que usted está respirando ahora, ya viajó por toda la atmósfera del planeta, así inhala las exhalaciones de las personas al otro lado del mundo.

Los contagios y las epidemias, no sólo de enfermedades sino también de creencias e ideas, ocurren porque es justo así lo cerca que estamos. Si usted piensa en desastre natural de grandes dimensiones, seguramente querrá salvar a su familia inmediata, pero sus seres queridos también están conectados con otras esferas que forman sus afectos, y éstas a su vez se conectan con otras, etcétera, así que en segundos se podría ver el efecto exponencial al que no se le puede poner una frontera. Los físicos que estudian la mecánica cuántica ven con más fuerza cada vez cómo se asoma una especie de campo o lienzo que se parece más a un holograma que a una realidad puramente material cortada por tajos. Por eso es que también sentimos que se nos apachurra el corazón al ver una noticia trágica, o que disfrutamos de hacer felices a quienes nos importan.

Si bien somos esencias individuales viviendo esta experiencia física, también somos células interdependientes con el entorno y con sus símiles. Existe un fenómeno llamado campo mórfico que -aunque aún es hipotético- describe la evolución simultánea de las especies biológicas, es decir, que si un porcentaje de un grupo aprende a hacer algo, todos aprenden espontáneamente de forma paralela. Tal vez esto explicaría por qué las cosas se ponen de moda tan rápidamente. Al creer en esto nos montamos en un arma de dos filos: para ser arrastrados por creencias de masa que no nos ayudan, o para empujar mejores prácticas e ideas.

Desde esta perspectiva tenga en cuenta entonces que: si por ejemplo usted maleduca a sus hijos y no les da la atención y la guía que necesitan, no sólo los está afectando a ellos, sino a todos los niños o adolescentes de su edad. Si trata mal, genera odio, resentimientos y violencia en sus relaciones románticas, estará afectando a todos los enamorados del planeta. Si usted habla pestilentemente de alguien o de algo, no se extrañe cuando eso se aleje de usted, o mejor aún, cuando usted comience a comportarse exactamente como aquellos que tanto criticó, puesto que estamos tan conectados, o de manera más precisa, tan somos una y la misma cosa, que sólo basta abrir la boca para comenzar a fusionarse con eso de lo que se siente usted tan diferente. Por eso al tratar mejor al todo de la vida, y al menos no hacer lo que no le gusta que le hagan, no sólo se ayuda a usted, sino a toda la realidad a su alrededor. No viva en los preceptos viejos; por lo menos para estar en lo de hoy, busque como sea ser una mejor persona.

 

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