Coronavirus

Ninguna infección de garganta me había causado un dolor de pulmones

Durante tres días, Jesús estuvo al cuidado de su hermano pequeño y lejos de su mamá y hermana, sólo con la esperanza de salir adelante de la enfermedad

Jesús perdió el sentido del olfato por poco más de un mes, incluso al haber superado la enfermedad Foto: Especial

Jesús trabaja como supervisor de personal médico en un hospital privado en la Ciudad de México, en donde una de sus áreas se habilitó para atender a personas con Covid-19, a finales de mayo comenzó a tener fiebre que no se le quitaba aunque tomara medicamentos.

Acudió a su clínica en donde le dijeron que sólo tenía infección en la garganta y le dieron incapacidad por seis días, pero el 1 de junio comenzó a sentir un dolor intenso en los pulmones, “es como si me hubieran puesto una madriza, ninguna gripa o infección que tuve antes me había causado un dolor así, me asusté tanto que envié un mensaje de texto al servicio de la Ciudad de México, una ambulancia fue a mi casa y me tomaron una prueba, en ese momento creí que no la libraba y por eso pedí ayuda”.

El personal médico le dijo que estuviera en aislamiento por 14 días, ya que lo más probable es que fuera Covid-19, durante todo ese tiempo sólo estuvo con su hermano que apenas rebasa la mayoría de edad, su mamá y hermana se encontraban en Mérida.

Durante tres días más continuó con dolor: “Yo no me puse a pensar en que mi mamá estaba lejos, que sólo mi hermanito era el que me cuidaba, sólo quería que el dolor se me quitara, seguí un protocolo del hospital donde trabajo y tomé analgésicos, de mi cuarto sólo salía al baño y mi hermano me acercaba la comida y los trastes los dejaba en mi habitación”.

Relató que cuando le dijo a su mamá que estaba enfermo ella quiso regresar, pero le dijo que no pues no quería contagiarla y que si pasaba algo más grave se comunicaba con ella. Después de los tres días de dolores intensos, tuvo fiebre, dolor muscular y pérdida del olfato, la cual se prolongó por más de un mes.

“En los días previos a enfermarme el escenario era de miedo, de ver hospitales saturados y por eso es que aunque tuve mucho dolor no quise ir a uno porque no sabía si me iban a poder atenderme o si volvería a salir, lo más que hice fue tener mis papales a la mano y decirle a mi hermano que en caso de emergencia no los olvidara”.

Después de dos semanas regresó a trabajar, pero sus resultados aún no se los entregaban por lo que se hizo una prueba en su trabajo, en donde de la misma área otras siete personas enfermaron, en la cual se confirmó que adquirió el virus, dos semanas después le llegaron los resultados del gobierno capitalino.

Finalmente, esta situación le causó enojo, pues consideró como irresponsable que un mes después le hayan notificado que dio positivo a la enfermedad. Ahora debe enfrentarse a la burocracia del IMSS para atenderse algunos problemas médicos que tenía desde antes, aunque no sabe cuándo pueda tener cita.

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