Aquí nadie le teme a las cucarachas, grillos, hormigas, mosquitos y escarabajos; por el contrario les aplauden de pie. Se trata de los actores, músicos, acróbatas y payasos de Ovo, el nuevo espectáculo del Cirque Du Soleil.
Desde antes de entrar a la Gran Carpa Santa Fe, sonidos de insectos inundan el estacionamiento y una vez dentro, personajes coloridos caminan entre las butacas con una mariposa volando con ellos. Y sobre el escenario hay un huevo de grandes dimensiones.
De pronto, ahí está, un saltamontes jugando en el tallo de una flor. El espectaculo comenzó; los acordes de la pimera pieza tropical enmarcan el desfile de bichos sobre el escenario.
Cuando culminan con alguna pirueta, las acróbatas chinas sonríen de un modo que parece que le quieren decir al público que es muy sencillo lograrlo.
El amor no falta en ninguna historia. Ovo tiene aventuras que giran en torno al amor de The Ladybug, una simpática y coqueta catarina y The Foreigner, un mosquito inquieto que todo el tiempo pelea con Master Filipo, un escarabajo carismático.
Dentro del mundo de Ovo todo es extraordinario. Una pareja volando busca darse un beso mientras juega con cuerdas que la hacen pasear por las alturas; un acróbata oriental que porrta un disfraz negro y moderno paraliza y enmudece al público cuando hace una serie de movientos en la mitad de un cable; un hombre de traje naranja conmueve con los malabares que logra hasta con cuatro diábolos y una cuerda.
Luego, en una pared de ocho metros de altura escalan arañas y grillos que culminan con una fiesta de saltos. Nunca se dejan de esuchar aplusos, el público se emociona y opina que esto es algo “impresionante”.