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Manny “Pacman” Pacquiao venció ayer por holgada decisión absoluta al mexicano Antonio Margarito, quien aguantó los 12 rounds de milagro y porque el “demonio de las Filipinas” no quiso noquearlo.
Con la victoria apabullante, el tagalo consiguió su sexto título mundial (ayer ganó el vacante superwelter del CMB) en diferentes divisiones, y por lo menos hoy no hay nadie que pueda vencerlo.
Con un récord de 53 peleas ganadas, tres derrotas y dos empates, 38 nocauts, Pacquiao se ha convertido en el boxeador a vencer.
El pugilista y político asiático ha basado su fortaleza en la velocidad. Su defensa no es muy depurada, pero es muy esquivo y no recibe casi golpes, mientras que él es una máquina demoledora.
Y así, sin mucho poder en sus puños, entre paréntesis, va minando poco a poco a sus rivales, sean más grandes y de mayo peso, no importa, los desplazamientos en la tarima y una orquesta de golpes termina por noquear a sus contrincantes.
Es sorprendente el daño que inflinge a sus oponente. Los rostros de sus rivales empiezan “limpios” y terminan con hematomas, tortones, sangre escurriendo y ojos cerrados.
Así le pasó a Antonio Margarito, que al final de la pelea ya no “tenía” oculares, y parecía que el pómulo derecho se le iba a desprender.
Y aunque el “Pacman” casi siempre sale limpio, sólo uno le hizo ver su suerte y lo dejó malherido: Érik “Terrible” Morales lo sacudió de fea forma en el 2005, lo venció y de paso le dejo un tajo en la ceja.