Fiel a su estilo, Ronaldinho encendió la alfombra roja donde se presentó la copa más deseada en el viejo continente dentro de los clubes: La Orejona.
Sin hablar ni dar una sola palabra a los medios de comunicación, el Balón de Oro presumió el trofeo que con el Barcelona obtuvo en la época que marcó su vida como el mejor futbolista del momento.
‘R10’ convivió con los presentes al quedarse para la fotografía del recuerdo, dejando de lado la nacionalidad y con su sonrisa iluminó la velada.
El brasileño, quien obtuvo la tan ansiosa corona, dejó en claro con sus gestos y rostro que el certamen europeo es el que más disfruto dentro de su carrera como futbolista, sin dejar de lado la Copa del Mundo que obtuvo con Brasil en Corea del Sur 2002.