Amatenango se fundó en 1528 y desde entonces es un poblado famoso por las mujeres alfareras que ahí viven, que desde los tiempos previos a la conquista heredaron este oficio de sus propias madres.
Dependiendo la pieza, se puede tomar entre 15 días o hasta seis meses en su elaboración, aún utilizan métodos prehispánicos, desde la recolección de la materia prima hasta poner las piezas al fuego. A pesar del trabajo que implica, así como la habilidad artística que hay detrás de estas piezas, las mujeres de este poblado no ganan mucho por pieza vendida.
Con imágenes e información de Agencia EFE