El último rinoceronte blanco del norte macho que queda en el mundo, llamado Sudán, fue sacrificado tras agravarse significativamente la enfermedad que sufría desde hace varias semanas, según informó hoy la reserva natural keniana de Ol Pejeta donde vivía desde 2009.
Sudán se recuperó con éxito a finales del año pasado de una infección en su pata derecha derivada de su avanzada edad, pero a finales de febrero se descubrió que había recaído y que, esta vez, la afección era «mucho más profunda» por lo cual recurrieron a la eutanasia y tuvieron que sacrificar al animal.
Durante años, la caza furtiva de estos animales ha contribuido a su inminente extinción, ya que sus cuernos se pagan a precios superiores al oro en el mercado asiático debido a supuestas propiedades curativas y afrodisíacas, algo que lo convierte en un producto codiciado.