La lava llegó hasta las áreas residenciales de Pahoa, en el extremo oriental de la Gran Isla de Hawai, bloqueando las carreteras y amenazando con devorar varios edificios.
El flujo de lava continuo obligó a cientos de residentes locales a evacuar Leilani Estates y Lanipuna Gardens, dos de las zonas residenciales más afectadas.
El desastre natural ha consumido todo a su paso, desde postes de luz, casas, y áreas naturales, hasta las carreteras.