Todo ocurrió después de que varios clientes se percataron del error en los precios marcados en distintos aparatos electrónicos y decidieron aprovechar la situación e intentaron llevarse más de un televisor por el precio de 3.29 pesos.
Al darse cuenta del error cometido empleados de la tienda comenzaron a negarse a cobrar los artículos en caja lo que causó la molestia de los clientes, por lo que empleados comenzaron a cerrar las instalaciones del supermercado dejando dentro a la personas que seguían reclamando que les respetarán el precio marcado en los artículos ya que no era culpa suya que los marcarán así.
Después de más de 15 horas de encierro y discusiones, a la tienda llegó personal de la Profeco para analizar la situación y junto con el gerente de la tienda llegar a un acuerdo.
El acuerdo al que llegaron los clientes como los encargados de la tienda fue el de respetar el precio marcado pero solo se vendería un televisor por familia y un número limitado de artículos.
Al final se vendieron 35 televisores por ese precio y la gente pudo llevarse los aparatos a casa.
