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Se aproxima a asteroide potencialmente destructivo: NASA

La nave Osiris Rex determinará propiedades físicas de Bennu, lo cual permitirá precisar su peligrosidad y establecer estrategias de defensa en caso necesario.

Un asteroide, cuyo tamaño se estima que puede doblar el de un avión Boeing 747 o superar el de la Pirámide de Giza, se encuentra viajando por el espacio a una velocidad de más de 32 mil kilómetros por hora (20 mil millas por hora) y se espera que se acerque a la Tierra esta semana, según informa el Daily Mail.

Así, según especifica el medio británico, el asteroide 2016 NF23 pasará “muy cerca” de la Tierra (a algo menos de 5 millones de kilómetros o el equivalente a 13 veces la distancia entre la Tierra y la Luna) el próximo 29 de agosto. Según la NASA, el tamaño oscila entre los 70 y los 160 metros de ancho.

Esta roca espacial está considerada como “potencialmente peligrosa” por su cercanía con la Tierra. No obstante, el Daily Mail recalca que el asteroide debería continuar su trayectoria de forma “segura” sin rozar el planeta. La NASA mantiene un registro de este y otros objetos próximos a la Tierra (NEOs por sus siglas en inglés) con el objetivo de detectar cualquier potencial amenaza. En concreto, esta roca pertenece al grupo ‘Atenas’, denominado por el asteroide ‘Atens 1862’.

  1. También puedes leer: El fascinante descubrimiento de un lejano asteroide revela la historia del sistema solar

 

El asteroide 2016 NF23 también se sitúa en la categoría elaborada por la NASA de “objetos potencialmente peligrosos”, en la que se incluyen todos aquellos que se acercan a una distancia menos de 0.05 au de la Tierra (149,597,870,700 metros) o tienen una magnitud absoluta (H) de 22.0 o mayor índice brillante. El asteroide 2016 NF23 tiene una magnitud absoluta de 22.9.

En los últimos años, la NASA se ha centrado en encontrar objetos cercanos a la Tierra mayores de 140 metros, dado que el 90% de los de un kilómetro o mayores ya han sido localizados. En comparación, solo el 10% de aquellos más pequeños, pero potencialmente catastróficos, han sido localizados hasta la fecha.

 

¿Qué peligro corremos ante la llegada de un asteroide?

El doctor Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México explicó este lunes algunas características del descubrimiento de otro asteroide denominado Bennu.

 

Hace 66 millones de años, un meteoro impactó sobre la superficie de la Tierra, liberando una energía equivalente a diez mil millones de bombas atómicas como la que devastó Hiroshima al término de la Segunda Guerra Mundial.

Como consecuencia de esa colisión se generó una extinción masiva de especies que incluyó a los dinosaurios, que en esa época dominaban la superficie del planeta.
En la actualidad, únicamente la especie humana posee la capacidad de reflexionar sobre este hecho y de desarrollar conocimiento y tecnología para superar un nuevo evento de esta naturaleza.
Un meteoro (asteroide o cometa) se considera potencialmente peligroso para la Tierra si su máximo acercamiento es menor o igual a 0.05 Unidades Astronómicas (UA).1 Una UA corresponde a la distancia entre la Tierra y el Sol y equivale a 150 millones de kilómetros.

El asteroide debería continuar su trayectoria de forma “segura” sin rozar el planeta

En septiembre de 2135, el asteroide Bennu se ubicará a una distancia de entre 0.0007 y 0.002 UA de nuestro planeta.

Si se toma en cuenta que la separación Tierra-Luna es de 0.025 UA, resulta que este asteroide podría acercarse a menos de la tercera parte de la distancia que nos separa de nuestro satélite natural (ver figura 1).

Si bien no existirá una colisión Bennu-Tierra en 2135, existe el riesgo de que la órbita del asteroide se modifique de forma tal que en algún acercamiento posterior se produzca un impacto.
Los efectos destructivos de un encuentro con Bennu serían significativamente menores que los causados por el meteoro que exterminó a los dinosaurios, pero los daños derivados de un hipotético choque Bennu-Tierra tampoco serían ignorables. Por su masa y velocidad, Bennu impactaría a la Tierra liberando aproximadamente mil 200 megatones de energía, lo cual equivale a 75 mil bombas atómicas de Hiroshima. Evidentemente este suceso causaría enormes pérdidas humanas y materiales, aunque no exterminaría la totalidad de la vida en el planeta.
Por iniciativa de la NASA, y con un costo aproximado de 800 millones de dólares, Osiris Rex inició su viaje en septiembre de 2016 y ya se encuentra en las cercanías de Bennu. En diciembre de 2018 comenzará a orbitar alrededor de este asteroide para realizar estudios detallados referentes a la geografía y composición del mismo. La nave debe regresar a la Tierra en el año 2023 con una muestra tomada de la superficie de este objeto astronómico.
Una de las labores más importantes de esta misión espacial consiste en determinar si el llamado ‘efecto Yarkovsky’ alterará la ruta del asteroide de forma riesgosa para la Tierra. Este efecto, corresponde a un empuje sobre el meteoro debido a enfriamientos y calentamientos asimétricos del asteroide causados por la radiación solar.3 La medición precisa de este fenómeno no puede realizarse desde la Tierra, pero Osiris Rex obtendrá la información deseada al orbitar alrededor del meteoro a tan sólo 700 metros de distancia de éste.
A pesar de que existe un extenso catálogo de asteroides y cometas que sugiere que no existen riesgos a corto plazo de colisiones tipo Armagedón para la Tierra, debe considerarse la posibilidad de que algún objeto pudiera ingresar de manera sorpresiva al sistema solar por el plano vertical a las órbitas planetarias. Tal fue el caso de A/2017 U1, posteriormente conocido como OUMUAMUA, detectado por el sistema de respuesta rápida Pan-Starrs el 19 de octubre de 20173. Si esta bala pérdida su hubiera dirigido hacia la Tierra, el margen de maniobra para alertar y organizar a las poblaciones afectadas hubiera sido del orden una semana.
Hace 66 millones de años no existía en la Tierra especie alguna con la inteligencia suficientemente desarrollada para mirar al cielo y oponerse con éxito a la extinción de especies por causa del impacto de meteoros provenientes del espacio exterior.

Parte de la prevalencia de la especie humana en el planeta se debe al uso de este tipo de inteligencia, la cual irónicamente también ha puesto en riesgo la viabilidad de la civilización. La misión de Osiris Rex hacia Bennu permite revalorar el rol del ser humano en la Tierra y su responsabilidad para preservar y enriquecer la vida en ella.

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