Al menos siete personas murieron y otras 25 resultaron heridas en Kabul, según el último recuento de víctimas, cuando un hombre en motocicleta detonó los explosivos que llevaba contra un convoy de seguidores del guerrillero afgano Ahmad Sha Masud, del que conmemoraban el XVII aniversario de su muerte.
El atentado se produjo hacia las 15.00, hora local (10.30 GMT), en la plaza de Taimani, en el noroeste de la capital afgana, cuando un atacante suicida en motocicleta «se inmoló cerca del convoy de seguidores del héroe nacional Masud», afirmó a Efe el portavoz del Ministerio de Interior afgano, Najib Danish.
En el atentado murieron siete personas que formaban parte del convoy y otros 25 seguidores resultaron heridos, aseguró a Efe el portavoz de la Policía capitalina, Hashmat Stanikzai.
Hoy se conmemoraban en Kabul los 17 años del asesinato del conocido como «León del Panjshir» (en referencia al valle al norte de Kabul del que era originario) ocurrido en la provincia nororiental de Tajar solo dos días antes de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York.
Los actos oficiales estuvieron encabezados por el jefe de Gobierno afgano, Abdulá Abdulá que, tras estudiar medicina a mediados de la década de 1980, decidió unirse a la lucha armada, alistándose en el Frente de Resistencia Panjshir, en cuyas filas ascendió para convertirse en consejero del general Masud.
Además, miles de seguidores del «León del Panjshir» salieron a las calles a conmemorar a su ídolo, desencadenando el pánico entre la población local, ya que muchos de ellos dispararon sus armas al aire, hiriendo al menos a 13 personas, según el portavoz policial.
Stanikzai detalló que la Policía arrestó al menos a 110 individuos en conexión con los disparos al aire, a los que definió como «jóvenes y adolescentes holgazanes (…) que se hacen llamar aparentemente seguidores de Masud».
Ahmad Sha Masud empezó a forjar su leyenda durante la resistencia de los «muyahidines» afganos contra los soviéticos, que tuvieron en este auténtico experto en la guerra de guerrillas a su más duro adversario, pero la figura del legendario comandante empezó a enturbiarse a ojos de los afganos por su participación en el gobierno del país durante la década de 1990.
Además de los claroscuros de esta etapa en el Ejecutivo, derrocado por los talibanes en 1996, despiertan recelos sus relaciones con potencias occidentales que vieron en él un aliado para luchar contra los insurgentes y capturar a Osama bin Laden.
Masud fue asesinado por dos supuestos periodistas de origen árabe que hicieron explotar una carga explosiva escondida en una cámara falsa cuando iban a entrevistarle, una acción que se ha relacionado con Al Qaeda aunque no hay pruebas definitivas de ese vínculo.
Tras la caída del régimen talibán dos meses después de su muerte, Masud fue elevado al altar de los héroes afganos por los nuevos gobernantes, en gran parte procedentes de la Alianza del Norte que lideraba el militar.
