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Arte y desierto se funden en un museo al aire libre en Arabia Saudita

La idea del Desert X nació para el icónico festival estadounidense de Coachella

Un cohete espacial, una enorme carta de amor, cientos de bolas de colores e incluso camas elásticas escondidas en la arena forman parte de un titánico museo al aire libre entre altas formaciones rocosas y vastas extensiones de desierto en el noroeste de Arabia Saudita.

La idea del Desert X nació para el icónico festival estadounidense de Coachella, pero este enorme despliegue de arte contemporáneo en plena naturaleza se puede visitar ahora, del 31 de enero hasta el 7 de marzo, en la joya arqueológica de Al Ula como parte del despertar turístico saudí.

Considerada la primera exhibición de este tipo en el país, ha tenido entre sus comisarios al director artístico del Desert X original en Coachella, Neville Wakefield, pero las obras son inéditas e ideadas por artistas de la región y la propia Arabia Saudita, además de otros internacionales.

Desert X es una de las atracciones del festival Invierno en Tantora, una cita que pretende atraer a unas 455 mil personas, pero que por el momento se reserva a los más pudientes, con precios que rondan los 10 mil dólares (unos 9 mil 100 euros) el fin de semana para los paquetes más exclusivos.

DESERT X: UN CIRCUITO CONTADO

Cada parada del circuito, que se puede recorrer a pie o en vehículo, está amenizada por un «cuentacuentos» de la zona que desmenuza al visitante los entresijos de cada una de las 14 obras en exposición.

Todas ellas están pensadas de forma que puedan ser retiradas sin dejar rastro en el mágico paisaje desértico de Al Ula después del 7 de marzo.

Ahmad al Unasi es el encargado de explicar «Mirage», del artista francotunecino El Seed.

Cuenta una antigua historia de amor de Al Ula que el humilde Abdullah estaba enamorado de una mujer rica, Buthayna, a la que escribió una misiva expresando sus sentimientos por no poder estar con ella debido al impedimento de sus familias.

La obra de El Seed es una gran estructura formada por inteligibles y entrelazados fragmentos de la carta y pretende hacer sentir a quien la observa la frustración de aquel joven enamorado, explicó a Efe el «cuentacuentos».

Otros artistas, como el emiratí Mohamed Ahmad Ibrahim, optaron por aprovechar el paisaje. En su caso, 320 bolas hechas de fibra de vidrio de diferentes tamaños y colores chocan con el ambiente árido, beis y marrón.

«Si miras con atención estos colores los puedes encontrar en el desierto, el azul representa el cielo y el agua; el rojo y el naranja, la puesta de sol; el rosa las flores y el verde, las plantas y los árboles que crecen en el desierto«, explica la correspondiente chica a los pies de una duna.

EL DESIERTO COMO ESCENARIO

Por su parte, la artista estadounidense Lita Albuquerque es la que más desierto ha ocupado, con un recorrido de lunares azul eléctrico que llevan a una figura de una mujer esculpida en el mismo color sobre una roca, una astronauta del siglo XXV.

«Najma» plasma la «importancia de las estrellas en nuestra vida», dice otro «cuentacuentos», al agregar que cada círculo azul está alineado con una estrella tal y como estaba en el cielo el pasado 31 de enero, fecha de inauguración de la exposición.

Gisela Colon y el «Futuro es ahora» son otros de los que quisieron dar un papel destacado al inmenso lienzo a utilizar.

«Quiso combinar el futuro y el pasado de Al Ula. El pasado está representado por el desierto, las montañas, las civilizaciones que vinieron a Al Ula (…) La parte del futuro es esta bala o este cohete que pertenece al espacio«, explica otra de las personas encargadas de las obras.

Mientras habla, señala a una gran estructura plateada con una forma futurística cuya interpretación se deja a la imaginación del espectador. Al fin y al cabo el arte minimalista de Colon, quien creció en Puerto Rico, es «conceptual», agregó.

 

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