No hay aplausos, no hay boletos picados, no hay butacas llenas, mucho menos hay dinero. Así son los días de cuarentena en los circos de El Salvador, donde la caridad ha llenado las mesas de comida y los artistas piensan en reinventar sus espectáculos para la etapa poscovid.
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Unos 50 circos, con cientos de artistas que dependen de sus actividades y sin seguridad social, se encuentran parados en El Salvador desde que el Gobierno ordenó la suspensión de espectáculos como una de las medidas para frenar el avance del coronavirus SARS-CoV-2.

Los camiones, casas rodantes y carpa del Circo de los Espectaculares Hermanos Cambel descansan en un predio aledaño a un centro comercial en la central localidad de Lourdes, sus miembros llevaban un mes de brindar su espectáculo en la zona cuando todo se paralizó.
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«Es primera vez que nos toca detenernos tanto tiempo» porque «ha sido exagerado de tiempo» , aseguró a Efe Elizabeth de Ruiz, propietaria del circo, quien dice que este tiene unos 50 años de existencia y que ella trabaja en este ambiente desde los 6 años de edad.

La sexuagenaria, de origen guatemalteco, aseguró que «detenerse cuesta», pero ante la falta del público que les sostiene «el corazón enorme de los salvadoreños» ha hecho que «no nos falte el pan».
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