Sinaloa y Estados Unidos

Lo que nos trae aquí

A futuro en aproximadamente 10 años la marihuana será despenalizada, aún nos cuestionamos cómo es que suceda, pero es seguro que pasará. El problema es que cuando ese mercado sea legal, es probable que Estados Unidos quiera tomarlo como propio y México pierda los empleos y frutos que tanto cuestan actualmente.

Lo sinaloenses están acostumbrados al narcotráfico y no en sentido violento. Es el trabajo de muchos sembradores, quienes podrían emplear sus tierras para cultivos legales, si tuvieran los fondos necesarios. La necesidad económica lleva a estos mexicanos a ocuparse en empleos ilegales.

En Sinaloa el narcotráfico es más tolerable que en otros lugares de México porque hay un contexto histórico: muchos sinaloenses saben bien que se trata de un problema que no depende solamente de los productores locales de marihuana y amapola, sino que está originado en la demanda que hay en Estados Unidos por ese producto y en el gran poder adquisitivo que tienen esos consumidores para abastecerse de esa mercancía que, si bien es ilegal, la DEA permite en cierta forma su tráfico. Imaginemos si durante unas semanas se quedara sin droga Estados Unidos: 20% de la población es consumidora. Una carencia generaría un problema de seguridad nacional grave.

Lo que hace la DEA es administrar el tráfico de drogas. Los sinaloenses, que tienen muchos años en esto, han aprendido bien la trama. Sinaloa ha entendido lo que representa el narco, no sólo en su realidad pequeña, sino en un contexto internacional.

Si hay alguien que necesita trabajo, ellos (los narcos) le dan la oportunidad de tener un empleo. En Badiraguato (municipio de Sinaloa), donde se siembran marihuana y amapola desde hace mucho tiempo, viven campesinos que si alguien los apoyara para sembrar tomates o aguacates y les diera un buen rendimiento, lo harían.

El primer paso para entrar a ese negocio es la necesidad, en el caso de los campesinos. Otro nivel es el de la infantería de los narcos. Jóvenes de ambientes más urbanos que se meten a trabajar como sicarios. Quieren la camioneta o la chica que ven en televisión. Y para ello siguen el camino fácil, que es ser un pistolero del narco. En Sinaloa hay más jóvenes que quieren ser más como el Chapo Guzmán que como un senador. Ellos saben que van a morir o irán a la cárcel. Esto es muy dramático: hablamos de una especie de suicidio colectivo. Dicen: “Me voy a morir, pero en dos años me voy a dar la buena vida”.

Nosotros somos vecinos del país más poderoso del mundo. Nos hemos convertido en los proveedores de las cosas prohibidas en Estados Unidos. Uno de esos mercados clandestinos es el de las drogas.

Lo que ocurrió durante mucho tiempo en México fue que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tenía la política muy clara de permitir sembrar la amapola y la marihuana; de permitir que pase la droga colombiana por México, pero dejar que en el territorio nacional existiera la venta de drogas.

Más o menos esa idea prevaleció a grandes rasgos, hasta el año 2000, cuando entramos a la alternancia política. En ese momento llega un partido distinto y gobierna el presidente Vicente Fox, con gobernadores de los estados que siguen siendo, la mayor parte de ellos, priistas; entonces se genera un desajuste en el orden que había del narcotráfico y se vuelve desorganizado porque hay gobernadores que establecen políticas al respecto por su cuenta.

Se empezaron a generar competencias entre las fuerzas de seguridad pública estatales con las federales. Esto va sucediendo a una intensidad baja hasta que en el Gobierno de Felipe Calderón se convierte en el tema obsesivo de su administración, al declarar la guerra contra los narcos. Seis años después entendemos que lo que buscaba Calderón era usar el tema de las drogas para conseguir la legitimidad que no obtuvo en las urnas ni en el resto de las agendas de su administración.

En México muere más gente por tuberculosis que por la violencia del narcotráfico y no hay un Presidente que salga y determine la guerra contra la tuberculosis. Eso es la política de las emociones. Declarar la guerra al narco es como el bien y el mal, es la demagogia política. ¿Por qué no hemos oído hablar de los cárteles de la droga en Estados Unidos? ¿Qué cártel trafica la droga en Nueva York, Los Ángeles…?

De México a Colombia tenemos un montón de bandas, cárteles y grupos que los periodistas tratamos de mostrar, pero cruzan la droga de Tijuana (México) a San Diego (EU) y se vuelve invisible. Allá la DEA no reprime, pero presiona para que los Gobiernos latinoamericanos hagan una represión policiaca que deja mucho dolor, mucha sangre, mucha muerte.
Por eso en Sinaloa el tema del narcotráfico se mira de otra forma.

En 10 años se va a despenalizar la marihuana. La pregunta actual es ¿cómo se va a hacer? Es un hecho que se va a despenalizar. El problema es cómo. Ojalá que la marihuana sinaloense entre a los mercados estadounidenses de forma legal. Sería absurdo que después de todo, California se quedara con ese mercado.

POSDATA

María Herrera, en Chicago

“Buenas tardes, mi nombre es María Herrera Magdaleno. Yo tengo cuatro hijos desaparecidos. En medio de este dolor Dios me tiene aquí para luchar por todas las personas que no pueden hacerlo. Por todas esas personas que tienen miedo. Nosotros sólo las invitamos a que formen parte de este dolor. Ahorita, con orgullo, les puedo decir que ya no somos una caravana por la paz en Estados Unidos: somos un ejército, porque ustedes, por el único hecho de estar aquí, ya forman parte de nuestra caravana. Y esperamos que este ejército siga creciendo hasta que encontremos lo que buscamos: la paz, la justicia y la dignidad que nos han arrebatado. Esperemos que nos ayuden a acabar con esta guerra que no tiene sentido.

“Que nos ayuden a acabar con todas esas armas que no tienen razón de ser tampoco. Que nos ayuden a construir un mundo mejor, donde reinen la paz y el amor. Y esto no puede alcanzarse, si no hay justicia. Dios los trajo aquí por algo y vamos a seguir en la lucha, gracias a este ser humano que Dios nos puso en nuestro camino. Que tuvo que vivir este dolor al igual que nosotros.

Que nos ayudó a darnos la visibilidad, porque estábamos en el olvido: nadie nos escuchaba, nadie sabía de nuestro dolor. Las autoridades hacían caso omiso a nuestras quejas. Ahorita gracias a este joven, o a esos jóvenes que murieron, gracias a Juanelo, gracias al dolor de la gran familia del poeta estamos aquí. Nos abrió un camino. Nos dio la oportunidad de luchar por todos ustedes. Esperamos que aquí en Estados Unidos, por donde hemos pasado, la gente se haya sensibilizado y nos apoye. Porque estando juntos, lo vamos a lograr”.

COPAL

A lo largo del mes que duró el viaje de la Caravana por la Paz en Estados Unidos, además de la cartulina verde fosforescente que honra a Nepomuceno Moreno, de los artistas mexicanos radicados en Hollywood y los policías estadounidenses que están a favor de la legalización de la marihuana, hubo otras tribus americanas recibiendo a la caravana: los punkies de Tucson, el submundo hip-hop de Baltimore, los activistas antiglobalización de Nueva York, los psicodélicos ilustrados de Austin, el profesorado universitario postmoderno de Chicago, los budistas zen de Nuevo México y los góticos de Atlanta…

Pero lo que más hubo fue danzas aztecas y copal rodeando a Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. 

CARLOS ROSSINI

DV Player placeholder

Tags


Lo Último

Te recomendamos