0 of 1
Las viejas leyendas de los aficionados a la marca Datsun nos cuentan que en la década de los años sesenta se estrenó una película llamada Mi bella dama (My fair lady) basada en la obra teatral Pigmalión, de George Bernard Shaw y estelarizada por Audrey Hepburn en el papel de Eliza Doolittle y Rex Harrison como el profesor Henry Higgings.
Esta cinta fue todo un éxito, ganó ocho Premios Oscar y enamoró a todos, incluyendo a los del equipo de diseño de Nissan en Japón, quienes decidieron hacerle honor a este filme y bautizaron al auto con ese nombre (solamente que uniendo las dos palabras), así nació este pequeño convertible biplaza, presentado al mundo en el Salón del Automóvil de Tokio en 1960, como modelo en 1961.
El Datsun FairLady llegó al mercado estadounidense con discreción, ya que bajo su cofre montaba un motor de cuatro cilindros de 1600 cc que entregaba 96 hp; recordemos que el auto llegó a EU en los sesenta y en esa época los consumidores estaban ávidos de motores enormes y poderosos.
Éste, sin duda, es el primer intento serio de Ni-ssan (que se llamaba Datsun en EU, por razones comerciales) y sus ventas el primer año no fueron del todo exitosas, así es que los directivos decidieron dotarlo de un motor más grande y potente; esta versión fue denominada SP 311, con un propulsor de dos litros que entregaba una potencia que rondaba los 135-150 hp.
Lo más interesante es que el Datsun FairLady abrió la puerta del constructor japonés en el mercado estadounidense y preparó el camino para la entrada del exitoso Datsun 240Z, creado por Mr. K, pero ése es otro tema que leeremos en un próximo Tiempo de clásicos en el Coche.
CURIOSIDADES
–El Datsun FairLady se fabricó de 1961 a 1969 con dos variantes de motor y potencia, ambos de cuatro cilindros, un 1.6 y otro 2.0 litros. La conformación y el manejo eran similares a los de los roadsters británicos, cofre largo, cintura baja y tracción trasera.
Salieron un poco más de 55 mil autos de la planta de Hiratsuka, Kanagawa en Japón.
–El FairLady es una pieza infaltable en los coleccionistas con apego a los autos clásicos de Oriente; si bien no es ni el más poderoso ni el más hermoso, es simplemente el deportivo japonés que empezó todo. Su cotización no es muy escandalosa y hoy día con un presupuesto de 20 mil dólares, un comprador puede hacerse dueño de una bella dama proveniente del Lejano Oriente (si es que lo encuentra, ya que son escasos).
–El padre espiritual de este deportivo es el conde Albert Goertz, creador también del BMW 507 y el Toyota 2000 GT, ya que el auto fue construido sobre un proyecto pensado y dibujado por él.