No importa el vestido o el diseñador: si la pieza no es acorde con la contextura física, no se ajusta y realza la belleza de cada mujer, si el tono no es el adecuado o el estilismo arruina una pieza: no todo pudo ser perfecto en la noche de los Golden Globes 2017.
LAS PEOR VESTIDAS DE LA NOCHE
No, Felicity. No. No sigues en «Rogue One». No vas a destruir a la Estrella de la Muerte. Tienes el mismo peinado de tu personaje. Y el vestido, francamente, no es lo mejor que te hemos visto.

Priyanka, te veías exquisita, hasta que ESE PELO. Le quita TODO al increíble vestido que tienes.

Kathryn Han hace el mismo papel que en «El club de las madres rebeldes» con Mila Kunis y viste como si su personaje se hubiese ido de fiesta por ocho días de corrido. Si van a lucir sastre, háganlo elegante.

Ana Chlumsky debería saber que un drapeado así solo luce si realza tus curvas de forma natural. Kate Winslet lo suele hacer y el resultado es excelente. Acá se ve desproporcionado.

Diana Madison tenía una pieza preciosa, pero todo, como siempre, era cuestión de fitting.

Sí, el terciopelo es el material de la temporada. Suele ser usado en siluetas más refinadas. Esto parece evocar el aire CK de Jennifer Lawrence en los Oscar de 2011, pero el material queda pesado y hasta de mal gusto. El terciopelo, para ser elegante, debe ir en siluetas más clásicas. Ese no fue el caso de Nancy O’ Dell.

Si no quieres parecer salida de tu prom de 1985 con el satín más barato que puedas encontrar, imita a Karrueche Tran (NO). El color hubiera funcionado con otra textura, otra silueta y sobre todo, otro peinado. Ni qué decir de lo que hay debajo.

Este hubiese sido un ejercicio muy interesante, pero con un estilismo más arriesgado y menos desaliñado. Unos flats, un peinado con menos volumen, le hubieran dado más protagonismo al vestido. Hubiese sido pura moda y no un experimento que salió mal. Porque los tacones y los mechones de Renee Bargh la hacen ver como una Helena Bonham- Carter wannabe, que en sí es toda una categoría.

Sí, es aburridísimo insistir con el tema, pero quizás si van a una alfombra roja, hay que tener en cuenta una regla de oro: el fitting. FITTING. FITTING. Liz Hernandez olvidó que esa palabra existe. El vestido está increíble, pero tan apretado, ajustado y embutido que se arruga por todas partes. Ni hablar del material o el peinado.

No, linda, no. La extensión gigante, el cinturón, el vestido que te queda inmenso. Una pieza tan angelical que la haces ver como vestido de 15 años. Y el cinturón, para rematarla. Liliana Vazquez tuvo una oportunidad de hacer maravillas con algo tan clásico y bello.

Este vestido habría podido ser una maravilla si las extensiones tipo «Sofía Vergara wannabe/ estrella de Telemundo» no lo hubiesen deslucido. Así no, Tracey Edmonds.

Collar de serpiente y tul. No estamos en 1985, Carlie Steel.

Zazie Beetz: solo existe una Solange y ella es la única que puede tratar de copiar a Diana Ross o a Morticia si quiere. Pero el vestido gótico victoriano hubiese funcionado en otro material.

El largo, el largo, el largo, Trace Ellis Ross. El largo que te hace ver desproporcionada y el largo que te haría ver como una diosa.
