Nick Robinson creció viendo las películas clásicas de la secundaria o preparatoria que inspiraron a Yo soy Simón.
La cinta es dirigida por Greg Berlanti, quien trabajó en Dawson’s Creek, y pone como protagonista a un joven gay en el centro de una historia que trata de llevar un mensaje universal.
El filme fue adaptada de la novela Simon vs The Homo Sapiens Agenda de Becky Albertalli.
La prensa especializada y la audiencia han dado buenos comentarios, y para su protagonista Nick Robinson «es una buena manera de contar algo sincero, divertido y lleno de clichés de secundaria, pero que te harán salir feliz de la sala de cine».
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¿Cuál es el principal motor de la historia?
— En la industria del cine siempre se buscan historias para que la gente se identifique. Incluso como adultos, buscas cosas que te recuerden experiencias escolares, que se sientan auténticas y familiares.
Esa etapa marca tu personalidad, por todo lo bueno y malo que experimentas en torno a la sexualidad. Creo que el punto más importante es la adaptación de la novela al cine, y expresar que salir del clóset debe ser una decisión normal y cotidiana.
Llevar un drama, una situación desoladora -para algunos- a una comedia, fue muy interesante.
¿Qué implicó interpretar a Simón?
— Me volví más sensible, por su manera de ver el mundo; además es optimista y lleno de buen humor.
Hacer Yo soy Simón, no fue hacer una película gay, sino de un joven que está pasando por algo, intentando encontrar su lugar en el mundo, que de por sí ya es difícil en estos tiempos.
Enfrentar los juicios, el bullying y el miedo a decir la verdad, me implicó un trabajo de concentración distinta. Interpretar a Simón, fue llevar un mensaje a los que pasan por una situación similar.
Muchos filmes hay sobre el tema, ¿qué marca la diferencia?
— Esta historia no ha sido contado antes, de esta manera. Esta película tiene el potencial de alcanzar una gran cantidad de gente y ayudarla de una forma que no se ha hecho antes.
En su esencia, es una historia para alcanzar cierta madurez. Siento que ya se habían tardado en contar una historia así, y por eso busqué ser parte del equipo para contarla.
¿Cómo describirías el trabajo que hizo el director Greg Berlanti?
— Greg es un hombre gay, y él tenía su historia personal. Nadie mejor para darle esa sensibilidad y toques de humor.
Todos parecían tener una historia personal, y se vio reflejada en la cinta. Es una película muy inclusiva y acogedora.
¿La palabra gay aún está llena de prejuicios?
— ¡Sí! Miembros de mi familia y amigos han pasado por malos momentos; a pesar de los tiempos, existen muchos juicios y prejuicios en contra, amenazas y golpes bajos.
No quiere decir que esta película sea representativa de cada experiencia LGBTQ , pero es un comienzo.
Creo que ser gay, introvertido, solitario o incluso popular tiene muchas repercusiones en los jóvenes, porque se ocultan muchas verdades.
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¿Crees que el cine puede cambiar la forma de ver ciertas situaciones?
— En este momento, desafortunadamente, tenemos muchos discursos de odio.
Nuestro trabajo como artistas es ofrecer una reflexión, dar un mensaje positivo aún en los momentos más difíciles.
La gente quiere ver historias que sean representativas de sí mismas, que también tengan un mensaje positivo y traigan algo bueno al mundo.
¿Llegará ese día de igualdad para todos?
— Creo que es importante darle a todos las misma facilidades para jugar. En lo que me toca, te puedo decir que en la industria del entretenimiento se están viendo los cambios.
Con el movimiento Time’s Up, se está pasando por un proceso de igualdad e inclusión, y un equilibrio para todas las partes.
Si puedo ser parte de proyectos que mueven la balanza, aunque sea un poco, eso es increíble. Prefiero estar en el lado correcto de la historia.
En sus palabras
«En la escuela aprendí que no era importante ser popular, sino tener la capacidad de adaptarte o encajar para salir bien librado».
Estreno en México
750 pantallas tendrán la cinta a nivel nacional en formato 2D, con copias dobladas y subtituladas, a partir del 13 de abril.
¿De qué trata?
Todos merecen una gran historia de amor. Pero para Simón Spier, un chico de 17 años, resulta ser un poco más complicado: todavía no le dice a su familia o amigos que es gay, y, además, no conoce la identidad del compañero de clase anónimo con el que se ha enamorado a través de internet.
Resolver ambas cuestiones probará no sólo ser hilarante y aterrador, sino que también le cambiarán la vida.