El oscarizado cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu criticó este miércoles la «glamurización» de la violencia que retratan algunas películas y reivindicó que el cine debe mostrar las «consecuencias» que tiene la violencia para la sociedad.
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«Viviendo en Ciudad de México y sabiendo de la violencia que vivimos, es difícil para mí ver películas que glamurizan la violencia y hacen de la violencia un arte ‘cool'», expresó Iñárritu durante una clase magistral en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El mexicano, ganador del Óscar a mejor director por «Birdman» (2015), admitió que la guerra y la violencia «son súper estilísticas y se ven impresionantes en el cine» pero reivindicó que no hay que «abusar de la violencia gratuita» y que hay que abordarla «cuando sea necesaria».
«Cuando se muestra la violencia sin una consecuencia es algo inmoral, porque la violencia tiene una consecuencia para unos y para otros, para el que la ejecuta como para el que recibe», dijo ante los alumnos de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas UNAM.
González Iñárritu (Ciudad de México, 1963) repasó con los estudiantes toda su carrera, con especial énfasis en la película «Amores Perros», protagonizada por Gael García Bernal, con la que debutó como director en el año 2000.
Con ese filme, González Iñárritu buscó una conseguir una experiencia «sensorial», pues le daba una enorme importancia a la música después de haber conducido durante varios años un programa musical en una emisora de radio.
«La concepción de una película tiene mucho que ver con el género musical que va a tener. ‘Amores Perros’ tenía que sonar como ‘Sticky Fingers’ de los Rolling Stones», expresó el cineasta, quien dijo que le habría gustado ser músico porque tiene más oído que vista.
Como anécdota sobre la película, reveló que cuando rodaron el choque de dos vehículos en la Ciudad de México, González Iñárritu aprendió la «responsabilidad» a la hora de asumir riesgos que puedan afectar a la integridad del equipo o de otras personas.
Y es que centenares de curiosos se acercaron al lugar pero no hubo tiempo de desalojarlos porque estaba oscureciendo, por lo que uno de los vehículos salió disparado a pocos metros de la gente.
«Allí aprendí la responsabilidad del director, de la vida humana, en cualquier decisión que puedas tomar alguien se te puede morir», expresó González Iñárritu, quien dijo que desde entonces su primera regla es «que no muera nadie».
Al ser cuestionado sobre el compromiso social de sus películas, Iñárritu aprovechó para encomiar la figura de Greta Thunberg, la activista sueca de 16 años que criticó este lunes a los mandatarios en la Cumbre del Clima de la ONU acusándolos de «traición» y fallar a los jóvenes.
«Me parece fascinante y sus palabras son las más sensatas y sencillas. Tenemos a estos encorbatados hablando de promesas económicas vacías. Creo que no podemos nadie estar ajeno a eso (la crisis climática)», indicó.
Entre los asuntos que ha reivindicado González Iñárritu en su cine está el papel de las mujeres mexicanas y centroamericanas que trabajan de niñeras en Estados Unidos y cuya labor ha permitido a muchas madres estadounidenses pudieran desarrollar una carrera profesional.
«La liberación femenina no existiría en Estados Unidos sin las mujeres mexicanas y centroamericanas», dijo González Iñárritu sobre un asunto que abordó en su película «Babel» (2006), en la que también trata la situación de la frontera entre México y Estados Unidos.
«Quise retratar esta complejidad en una frontera que se vive todos los días y nunca pensé que diez años después la cosa estaría tan jodida como ahora», dijo.
González Iñárritu será investido este jueves honoris causa por la universidad, aunque bromeó con los alumnos: «Yo no estudié cine, así que tengo más que aprender de ustedes que ustedes de mí».
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