Harry y Meghan: Canadienses no les entusiasma la llegada de los duques de Sussex

Desde la renuncia a la monarquía, los duques de Sussex decidieron que su nuevo hogar será en Canadá para estar más alejados de los paparazzis y de la agitada vida que tenían en la realeza. Sin embargo, todo lo que eso conlleva no parece ser del agrado de los canadienses.

Harry y Meghan Markle en su comunicado de renuncia expresaron que vivirían en Canadá para “quedarse durante un tiempo” y sus visitas al Reino Unido serían frecuentes.

Este anuncio ha generado incertidumbre y hasta molestias entre los pobladores quienes aseguran no estar dispuestos a pagar por su estatus de vida, indica un reporte de The Washington Post.

Canadienses quiere que se le cobren impuestos

Según el periódico estadounidense, la Federación Canadiense de Contribuyentes señaló haber captado aproximadamente a 90, 000 personas (equivalente al 0,2% de la población), quienes solicitaron la solvencia de los impuestos a la familia real como cualquier otros usuario.

Una encuesta realizada por el Instituto Angus Reid dijo que los pobladores no sentían interés por la mansión de 14 millones de dólares en la isla de Vancouver, donde vive Meghan y Harry pero que no aceptarían el incremento en sus aranceles.

«Cualquier fascinación, curiosidad y apoyo para la pareja no necesariamente se extiende a los canadienses que dicen que tenemos dinero extra en nuestro presupuesto familiar para subsidiar sus vidas», dijo Shachi Kurl, directora ejecutiva del instituto. «Es un número inequívoco».

Seguridad de los duques

Tras su renuncia, los medios especializados señalaron que Harry no iba a tener seguridad de la mano de la corona, pero en la practica no ha quedado claro ese punto.

De acuerdo con el medio estadounidense, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tenía una conversación pendiente con la Reina Isabel II para dejar claro a lo que dispondría Harry. Además que afirmó que el Estado no estaba “comprometido” en brindar servicios de seguridad al ahora ex príncipe.

El representante de la Reina Isabell II en Canadá, Richard Berthelesen dijo que entendía la insistencia pero que era un evento “sin precedentes” que se estaba solucionado poco a poco, pero que no está claro.