Darle descendientes a la corona española era el objetivo más inmediato que el pueblo esperaba una vez celebrada la boda entre Letizia y el príncipe Felipe en mayo de 2004. Y fue así como un año y medio después, en el 2005, la primogénita de la pareja real nacía bajo el nombre de Leonor.
En abril de 2007, la felicidad de la la pareja real se vio completa con la llegada de Sofía. Ya Letizia era madre de dos hermosas hijas y su rol y responsabilidades serían mayores dentro de la familia real.
Con el pasar de los años, pronto las características que suelen medir a una madre salieron a la luz. Mucho se dice de sus prohibiciones en la crianza de sus hijas: no permite ver la televisión, nada de acceso a las tecnologías como internet ni teléfonos celulares, controla la dieta que comen, hay una hora reglamentaria para dormir, no pueden recibir regalos de nadie, entre otros.
La lista resulta interminable a la hora de mencionar lo que no está permitido en la educación de las hoy adolescentes. Sin embargo, esa sobre protección se ve recompensada con su dedicación, amor y entrega para sus hijas.
Y es precisamente esta actuación de Letizia es la que la opinión pública valora y crítica en su afán de nutrir su carácter perfeccionista, tal como lo describe la revista Vanity Fair. La relación de madre e hijas ha sido puesta en la balanza en contraposición con la crianza que ofreció la reina Sofía a sus hijos y en especial a Felipe, por ser el varón menor que opacó a sus hermanas.
En momentos cruciales, Letizia ha sido cuestionada por su mal carácter y los niveles de popularidad han resultado bajo para Su Majestad. Mientras que Doña Sofía representa el término de conciliación en la la familia real, abuela mediadora y madre ejemplar, menos estricta en sus tiempos de crianza.
Una madre rígida, nada permisiva, pero sí orgullosa es la reina Letizia
Es innegable la proeza de Letizia al ser vigilante indiscutible en la educación de sus hijas. Se desvive por ambas y es una auténtica madre que quiere y siempre logra lo mejor para Leonor y Sofía.
La orgullosa madre.
El orgullo de Letizia se vio exacerbado en octubre de 2018, cuando Leonor ofreció su primer discurso público ante un público ávido de escucharla. No es la primera vez que la reina ríe, pero su cálida y expresiva sonrisa se desbordó al ver a su hija expresando con una dicción tan perfecta, que de seguro fue entrenada por la entregada madre.
Control total en el colegio.
En el colegio Santa María de Los Rosales en Madrid conocen a Letizia y lo que puede hacer por el bien de sus retoños. Prohibió que los niños lleven aparatos telefónicos, en su afán de que sus hijas no sean fotografiadas y preservar su intimidad. La alimentación debe ser rica en fibra y baja en azúcar y carbohidratos.
Llevó la modernidad a la institución, al ordenar cambio de pizarras a tiza por las digitales, ingreso de computadoras, toda la tecnología al alcance de sus herederas.
Según un artículo de Vanitatis, “no hay niñas más educadas que Leonor y Sofía”, expresan allegados a la familia. Las herederas ya dominan el inglés, francés y otros idiomas que deben estudiar con instructores particulares.
Es la que lleva la voz cantante en la crianza.
Al igual que Letizia, Doña Sofía fue la guía y la que ordenaba a los asistentes qué hacer en cada paso de su hijo en sus apariciones públicas o actividades en las que participaba como un joven compartiendo fuera de palacio. La diferencia según las opiniones de los entendidos, ha sido el grado de control en el que Letizia no quiere soltar ni un ápice.
No hace discriminación entre las hermanas.
Lo disímiles que han sido ambas madres reales es notorio. Felipe lució siempre solo, sin la sombra de sus hermanas menores.
Ambas adolescentes tienen las mismas apariciones, no hay salida en la que sea percibida solo una.
A decir del fotógrafo José Gegundez, quien cubre las apariciones de la reina, la relación madre e hija está llena de armonía y amor.
Letizia ha criado sus hijas sin mayores diferencias, pese a que Leonor ya se está educando como la futura reina. “Siempre está pendiente de Sofía, no quiere que se sienta discriminada ni que sea la segundona de la película”, recordó.
Una mirada y una complicidad.
La mirada de madre vigilante siempre estará presente, en procura de conocer qué desean sus hijas y regalarle una sonrisa de aprobación en sus apariciones.
Atenta a cada gesto de sus hijas, la reina es amorosa y una madre orgullosa del resultado que ha obtenido en la crianza de las adolescentes. Sus movimientos son una preocupación de lo que harán y cómo actuarán en sus actos públicos, nunca dudando que al final entregará una sonrisa cálida de cariño y complicidad.
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