Otra historia que está dando de qué hablar en Netflix es sin duda El diablo a todas horas, una producción que adaptó Antonio Campos del libro de Donald Ray Pollock y que sin duda reúne todas las condiciones para que sea todo un éxito. Y es que esta trama llena de suspenso y desenlaces inesperados, fue realizada en su totalidad por el grupo familiar de este director que no escatimó en lograr un resultado repleto de calidad y digna de ser vista a través de esta plataforma streaming.
Por eso, aquí te revelamos detalles insospechados de esta película que sigue cautivando a la audiencia.
4 aspectos que desconocías de «El diablo a todas horas»
Sin duda esta historia fue todo un reto, tanto para Campos, como para el propio Tom Holland quienes no dudaron en fusionar sus talentos con la finalidad de ofrecer un thriller en el que el drama y suspenso son los principales protagonistas. Es por ello, que aquí te mostramos algunos aspectos que se vivieron tras cámaras y que hoy te revelamos:
- El protagonista tuvo una ardua preparación para este papel. Holland debió recibir clases para mejorar su acento. Éste debía ser muy lento y con registros muy bajos para que lograra adaptarse a su interpretación de Arvin Russell. Incluso reveló que este ha sido uno de los personajes más exigentes y para los que debió estudiar muy bien hasta sus movimientos.
- Chris Evans rechazó el participar en esta historia. Esto se debió a que el actor tenía repleta su agenda de trabajo y no logró ajustar sus tiempos para formar parte de esta historia. Él le iba a dar vida al Sheriff Lee, pero de igual forma recomendó Sebastián Stan para no quedar mal con Campos a quien siempre ha admirado.
- El pueblo nombrado en la historia realmente existe. Knockemstiff, en Ohio sirvió de inspiración para Pollock quien no dudó en incorporar a este lugar en sus narraciones.
- Campos reunió a su familia para grabar esta película. Esta producción es 100% familiar. En ella participaron gran parte de los integrantes de su familia debido al enorme interés que tenía Campos por materializarla y que otros pudieran disfrutarla con todos los detalles de su esencia y dramatismo. Sofía Subercaseaux, esposa del director incluso fue la encargada de editarla y darle los toques finales.
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