Letizia volvió a acompañar al rey Felipe VI en la celebración del Día de la Hispanidad, en un evento que por primera vez en la historia de España, se desarrolla sin el multitudinario desfile que el país acostumbra a realizar.
Y en pleno la familia hizo acto de presencia en la plaza de Armería del Palacio Real, con la princesa de Asturias, Leonor y la infanta Sofía, quienes lucieron looks muy diferentes.
La heredera al trono llevó una falda midi gris y un jersey blanco de cuello redondo, mientras que su hermana menor optó por un pantalón en azul marino y una hermosa blusa blanca adornada con un gran lazo en la cintura.
El rey lleno de sobriedad y haciendo uso de su traje de gala, se vistió con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire, presidiendo los actos más esperados, que se vieron disminuidos por la crisis sanitaria generada por el coronavirus, publicó la revista Vanity Fair.
La reina como en todas sus apariciones, aunque ha hecho todo lo posible por dejarle la atención a su hija, la princesa de Asturias, logró que las miradas se centraran en su outfit de un día tan especial para el país ibérico, el mismo que utilizó en su visita a Japón.

Letizia brilla con su color fetiche, el rojo carmesí en un vestido de terciopelo
La reina de España recurrió a su modisto de cabecera, Felipe Varela, el diseñador que la viste en este evento y en la entrega de los premios Princesa de Asturias.
Letizia deslumbró luciendo un abrigo de vibrante rojo carmesí de inspiración oriental con el que se vio elegante, con una prenda finamente elaborada con un cuello mao y lazada que cerraba triplemente al frente.
Y debajo llevó un vestido ceñido a su estilizada figura en terciopelo de burdeos, con pequeños botones forrados y un lazo en la zona del escote.
Su look lo combinó con una cartera de mano del mismo color, un rojo llamativo, firmado también del diseñador español.
Los salones de charol burdeos de tacón fino, brillaron en una mañana soleada, siendo el accesorio perfecto para su look lleno de elegancia.
Y no pudo faltar la joyería de la reina, para lo que optó por unos pendientes de rubíes y diamantes, al que sumó su anillo preferido de Karen Hallam.
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