Tras cuatro exitosas temporadas, la serie original de Netflix The Crown ha desvelado muchos secretos de la familia real británica. Con casi 72 años de casados la reina Isabel II y el duque Felipe de Edimburgo han pasado polémicos momentos que convenimos recordar, de acuerdo a lo expuesto en la producción creada por Peter Morgan.
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Felipe y sus infidelidades
Es bien sabido por todos que el Duque de Edimburgo fue infiel en reiteradas ocasiones a la reina Isabel II. De Zsa Zsa Gabor a la actriz del West End Patricia Hodge, pasando por sus escapadas al Soho en la edad de oro de las showgirls o por su pasión compartida por los eventos deportivos con Lady Penny Brabourne.
A Felipe también se le vinculó a mujeres como Daphne du Maurier, casada con un hombre que trabajaba en la oficina del príncipe, Hélène Cordet, su amiga de infancia y madre de uno de sus ahijados, aunque no sonaron tan fuerte como el rumor de una exótica mujer.
Se trata de Pat Kirkwood, una de las artistas más bellas y reputadas en Londres. Se desempeñaba como actriz de teatro, bailarina de cabaret, actriz en radioteatros e incluso relatora de la BBC, pero si hay algo que realmente llamaba la atención de ella eran sus piernas, calificadas como “la octava maravilla del mundo” por los cronistas de la época.
Con Lady Di
En 2008, una confidente de Lady Di indicó que la princesa había recibido incendiarias cartas de su suegro Felipe, mientras vivía el proceso de separación de Carlos. El programa Secrets d’ Histoire descartó esto indicando que Felipe “al ver que la situación se deterioraba desde el nacimiento de los príncipes Guillermo y Enrique, Felipe no dudó en mediar con su nuera para resolver la situación”.
Según destaca el programa televisivo, “durante mucho tiempo, le envió cartas largas y afectuosas en las que le dio consejos. Entendió la dificultad que ella tenía. Él mismo sabía, mejor que nadie, la dificultad que tiene integrarse en una familia así”.
Según informó el medio, el Duque de Edimburgo habría asumido esta tarea, al sentir culpa por la presión que habían puesto en el enlace de la pareja.
Espionaje
Además de eventos personales, la reina Isabel II y Felipe han vivido muchas presiones sociales, la más conocida de ellas fue cuando, de 1964 a 1977, también tuvieron problemas en su Palacio. En un momento, por ejemplo, descubrieron que uno de los empleados -un especialista de arte- era en realidad un espía que le pasaba información a la KGB rusa.

Aberfan
El 21 de octubre de 1966, una avalancha de lodo procedente de la escombrera de una mina de carbón cayó sobre el pueblo de Aberfan, en Gales. En minutos, el barro inundó el pueblo y mató a 144 personas, la mayoría chicos del colegio Pantglas Junior. La catástrofe es considerada como uno de los mayores desastres mineros del Reino Unido.
Como se cuenta en uno de los episodios de la nueva temporada de The Crown, titulado precisamente Aberfan, la reina Isabel II rechazó en un primer momento visitar el escenario de la tragedia.
Pese a la magnitud de la catástrofe, el día después del derrumbe envió en su lugar a su marido, el duque de Edimburgo, y a lord Mountbatten, una decisión por la que fue muy criticada.
La reina viajó finalmente hasta Aberfan ocho días después del accidente. Lo hizo para inspeccionar los daños causados y consolar a los vecinos. Una chica le entregó un ramo de flores con un mensaje: “De parte de los niños que quedan en Aberfan”. La reina lloró.
Terremoto
Según Isabel II, su “terrible” fue 1992, por el terremoto que causó en Buckingham la separación del mismo Carlos de la princesa Lady Di, que cinco años después moriría en un accidente de tránsito, cuando huía de los paparazzi con su supuesta nueva pareja, el multimillonario egipcio Dodi Al Fayed.
Problemas con Carlos
Como los problemas de la reina con su hijo Carlos, el príncipe, el heredero de la Corona.
En The Crown que destacó en algunos titulares de la prensa: que tras la muerte de Lady Di en un accidente automovilístico, Isabel II no fue una madre para sus hijos, sino que fue su reina. Y que Carlos siempre quiso imponer su propio estilo. «Yo tengo una voz», le dice él a su madre. «Nadie quiere oírla», le responde ella.
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