El director Eduardo Giralt pensó en filmar Los plebes luego de que tres sicarios de 15 años asesinaran al papá de su mejor amiga en el Estado de México. Cuando ella quiso investigar más sobre el crimen, encontró las redes sociales de los jóvenes, donde presumían su doble vida: por un lado, fotografías de armas y, por otro, su vida normal con amigos y familia.
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Esta dualidad del sicario actual obsesionó al codirector de la producción, quien quiso retratar el lado íntimo de adolescentes que se entremezclan entre el crimen y una vida “normal” en un documental que está lejos de criminalizar su conducta.

En una charla con Publimetro, los directores Eduardo Giralt y Emmanuel Massú, contaron los detalles del filme que ya se puede ver en distintas sedes cinematográficas tras su estreno en el Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM).
- Eduardo, ¿de dónde surgieron las inquietudes por mostrar el otro lado del crimen organizado?
«Las inquietudes fueron personales pero Emmanuel y yo coincidimos en que el retrato que se había hecho del crimen organizado en otras cintas era muy simplista. Era como un blog del narco llamado cine de arte, pero pensamos que le hacía falta algo de la trivialidad y un relato más ambiguo de la gente que está metida ahí. No es que todos sean psicópatas que les encante asesinar. Es un reto mental con uno mismo porque tienes que articular muy bien lo que vas a decir y cómo te vas a presentar».
De qué va
En Los plebes, un grupo de jóvenes sicarios millennials vaga por Sinaloa mientras tratan de hacer frente a su crecimiento, su trabajo y sus deseos para el futuro. Esta es una película sobre adolescentes nacidos en el lugar equivocado, en el momento equivocado y en las circunstancias sociales equivocadas.
«Esta no es una película sobre narcos. Es una película sobre adolescentes nacidos en el lugar equivocado, en el momento equivocado y en circunstancias sociales equivocadas. La película muestra cómo estos jóvenes se enfrentan a los miedos y ambiciones. Algunos de estos jóvenes trabajan como gatilleros protegiendo a sus jefes y territorios. Otros trabajan como ‘punteros y caballitos’ que recorren la ciudad en motocicletas vigilan a la policía y al ejército», dijo por su parte Emmanuel Massú.
Aunque la intención de los directores de Los plebes no fue justificar las conductas de estos jóvenes, sí fue retratar que no son entes aislados de una comunidad, en su mayoría sesgada desde la estructura política y social.
«Nuestra intención es mostrar la intimidad de estos jóvenes mientras no están trabajando; enfocándonos en sus hobbies, pasiones, vida amorosa, esperanzas y miedos. El objetivo es problematizar la imagen que los medios informativos, las series de Netflix y el cine han creado como ‘superdepredadores’ que están matando personas todo el tiempo».
Los plebes de cerca
- ¿Cómo lograron acercarse a estos jóvenes?
«Trabajábamos en un proyecto en Sinaloa que involucró recorrer muchas comunidades. Nos interesó el crimen organizado pero como organización, más allá del morbo simplista en el cual está retratado el narco. Nos atraía que había trabajo de todo tipo, no necesariamente violento, y que en Sinaloa se veía normal. Compartíamos con Emmanuel ese interés. Él es rapero en Sinaloa. conoce el estado bien. Es curioso, vago, se mete en todas partes y sabía por dónde teníamos que buscar».
- ¿En qué momento quisieron acceder a contar parte de su día a día?
«No queríamos filmar ningún tipo de violencia, nada que puedas ver en el Blog del Narco; pero cuando filmas la vida real se puede complicar porque lo que estás grabando se convierte en evidencia. Entonces no grabamos cosas que no tuviéramos que ver, estábamos grabando cosas muy banales. Inclusive los chavos a veces no entendían, decían que lo que estábamos grabando era aburridísimo».
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