Estilo de vida

#MiPrimerAcoso: la historia detrás del Trending Topic

Catalina Ruiz-Navarro relata como surgió el hashtag que se ha vuelto la aterradora ventana de la sociedad hacia el acoso a las mujeres

El primer acoso que recuerdo fue por parte del portero de mi edificio. Me ayudaba a cargar la mochila de libros cuando yo regresaba del colegio. Yo tenía siete años. Mientras me abrían la puerta del departamento, el portero tenía por costumbre acercar su cara a la mía y respirar su aliento cerca a mi boca. No me tocó nunca, y por eso yo no dije nada, pero siempre sentí mucho miedo. Después de ese vinieron miles.

A los nueve años tuve un profesor que, cuando pasaba lista, nos pedía a las niñas que fuéramos a su escritorio para «darle un besito en la mejilla» cuando decía nuestro nombre. A los 11 años uno de mis profesores cargaba paquetes de mentas en los bolsillos (rotos) de su pantalón y los regalaba a las niñas que metieran primero la mano y los agarraran.

Las niñas metíamos nuestras manos en sus bolsilllos, como moscas buscando la miel. A los 14 un amigo de un amigo de mi mamá se ofreció a «darme clases de teatro» y comenzó por «los besos» (en teatro, claro) y me hizo darle un beso «actuando como si sintiera pasión». Fue la segunda persona que me besó en mi vida. Si les cuento todos los casos no termino. Son infinitos. Y a pesar de eso, tengo siempre la certera sensación de que «pudo ser peor». De que soy privilegiada porque nunca «escaló» a más. Dichosa yo.

En el 2013 la feminista brasileña Juliana de Faria lanzó desde su ONG Think Olga, una campaña en contra del acoso callejero llamada Chega de Fiu Fiu o Basta de Fiu Fiu (Basta de silbar a las mujeres cuando caminan por la calle). Fue una campaña exitosa y una de las primeras en Brasil en hablar de acoso callejero. La campaña llegó a ocho mil mujeres rechazando el acoso callejero online y Faria fue objeto de amenazas, violencia y acoso. A esto se sumó la descalificación usual: no le creyeron. Como no le creyeron cuando fue llamada a hacer un Ted Talk al respecto y contó la historia de su primer acoso a los 11 años. Le dijeron que nadie acosaría a una niña tan pequeña, que «estaba mintiendo para llamar la atención», que hacía la «típica victimización de las feministas».

En octubre del año pasado, una de las niñas —de 12 años— que concursaba en el reality MasterChef Junior Brasil resultó acosada en redes. El reality tenía muchísima acogida en Twitter y ante la aparición de la niña, muchos hombres comentaron que estaba «muy grandecita» y hasta que era «violable». Ese despliegue de ansias pedófilas, sin consecuencias y sin pena, llegó a las noticias. Las mujeres de Think Olga sabían, desde su experiencia como lo sabemos todas, que ese tipo de acoso es tremendamente normal y contaron sus historias en Twitter usando el hashtag #MiPrimerAsedio.

Al comienzo fueron sólo un par de experiencias y algunos RT, pero rápidamente el hashtag se hizo viral. Inspiradas por el ejemplo de quienes estaban contando sus experiencias, las mujeres brasileñas empezaron a contar historias que las mujeres solemos callar, porque nadie escucha, porque nos dicen que somos exageradas, locas, que sólo lo decimos por querer atención. Pero la cantidad de historias fue abrumadora. Llegaron a más de 200 mil tuits y al final del año el acoso a las mujeres era uno de los temas más buscados en Google en Brasil.

La edad media del primer acoso en Brasil resultó ser de 9.7 años de edad. Una nube de palabras de hashtag mostraba que no era algo que sucediera en la calle, sino que le pasaba a las niñas en sus casas, con sus familias, en los lugares donde tendrían que sentirse seguras. «Al contar sus historias, las mujeres en las redes se sintieron más empoderadas, empezaron a sentir que haber sido víctimas de algo así no las hacía inferiores, perdieron la vergüenza de hablar del sexismo que callaban en sus vidas, sacaron al abuso del clóset», dice Luise Bello, encargada de contenidos y redes en Think Olga. Bello recalcó que el movimiento no se quedó en Twitter, sino que las mujeres lo empezaron a contar en sus grupos de Whatsapp, de Facebook, en los restaurantes, en las casas, le contaron del hashtag a sus abuelas y ellas, a su vez, le contaron a las nuevas generaciones cuál había sido su primer acoso.

El viernes pasado, mi compañera de (e)stereotipas, Estefanía Vela, publicó un artículo sobre lo que pudo haber sido su primer acoso (o al menos el primero que recuerda y el que más la marcó). Lo hizo para darnos aún más motivos para marchar el domingo en la Primavera Violeta que se ha venido organizando en los últimos meses, tras los casos recientes de violencia contra las mujeres que se han mediatizado. Su texto, valiente y poderoso, nos puso mucho a pensar en y hablar de nuestro primer acoso. Yo me encontraba en Brasil, en un foro feminista sobre los efectos del virus Sika, y escuché la historia del hashtag #MiPrimerAsedio. Pensamos que la experiencia podía replicarse en México (y en toda Latinoamérica) y lanzamos el hashtag desde la cuenta de @e_stereotipas. La respuesta, al igual que ocurrió en Brasil, fue abrumadora: en menos de dos horas el hashtag era Trending Topic y la verdad es que no hemos tenido tiempo de sacar la edad promedio —mi hipótesis es que ronda los 7 años—, ni estadísticas al respecto. @Droncita, del colectivo #RexisteMX hizo una nube de palabras entre las que se leen «primaria», «recuerdo», «niña», «culpable», «vergüenza», «triste», «tocarme».

Lee la historia completa en VICE MÉXICO

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