La mayoría de los antidepresivos no funcionan en niños o adolescentes con depresión severa, algunos podrían ser inseguros, y la calidad de las evidencias respecto a estos fármacos es tan mala que los investigadores no pueden tener la certeza de si alguno es verdaderamente efectivo o seguro, afirmó un grupo de científicos.
En el análisis más grande realizado hasta ahora de estudios publicados previamente, los investigadores analizaron 14 antidepresivos y sólo encontraron un fármaco que parece ser útil.
«Ahora tenemos una jerarquía de tratamientos farmacéuticos y el único que es mejor que el placebo y otros fármacos es el Prozac», dijo el doctor Andrea Cipriani, de la Universidad de Oxford, uno de los autores del estudio. Señaló que se debería intentar el uso de tratamiento psicológico, como por ejemplo terapia de comportamiento, antes de recetar fármacos, con lo que se hizo eco de las recomendaciones de algunas directrices actuales.
Cipriani y algunos colegas analizaron 34 pruebas de fármacos que incluyeron a más de 5.000 pacientes. De esos, 22 estudios fueron pagados por compañías farmacéuticas.
Los científicos calificaron la calidad de la evidencia en la investigación que estudiaron como «muy baja», tanto que dijeron que sus hallazgos eran insuficientes para modificar la manera en que los pacientes están siendo tratados. Los autores advirtieron que sus resultados estaban basados en pruebas defectuosas y que no pudieron dilucidar si los fármacos eran o no verdaderamente efectivos, ni medir el impacto de los efectos secundarios graves.
«Hay pocas razones para pensar que cualquier antidepresivo es mejor que nada para la gente joven», escribió Jon Jureidini, de la Universidad de Adelaide en Australia, en un comentario que acompaña la investigación.
Entre los descubrimientos sobre fármacos individuales, los investigadores encontraron que Sensoval era menos efectivo que otros siete antidepresivos y un placebo, y que Tofranil, Effexor y Cymbalta producían los peores efectos secundarios. Al comparársele con otros fármacos y un placebo, Effexor fue vinculado a un riesgo de mayores intentos de suicidio y pensamientos suicidas.
El nuevo estudio fue publicado el miércoles en internet en la revista Lancet.
Aun con todas las limitantes que acentuaron los autores en el estudio, Cipriani dijo que los médicos no deben rehusar recetar antidepresivos a niños que los necesiten.
«Tenemos una herramienta efectiva», señaló con respecto a Prozac. «También existe un riesgo en no prescribir fármacos a pacientes que realmente los necesitan».
La depresión aguda afecta aproximadamente a 3% de niños entre seis y 12 años y a alrededor de 6% de adolescentes de 13 a 18. En ocasiones los médicos son cautelosos en recetar antidepresivos a pacientes jóvenes porque algunos medicamentos pueden ser dañinos para sus cerebros en desarrollo.
CONTENIDO RELACIONADO:
