Elegir el calzado adecuado es fundamental para la buena salud de los niños, especialmente aquellos entre los tres y diez años. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Valencia, España, dan las siguientes recomendaciones para adquirir los zapatos escolares correctos:
- Revisa los materiales de los cuales está hecho el calzado, de ello depende su duración, resistencia, comodidad e higiene, incluso la seguridad de tus hijos para evitar que se caigan en suelo húmedo. Es preferible que los zaaptos sean de piel natural, ya que los niños suelen sudar mucho y este tipo de calzado ayuda a una buena transpiración.
- Asegúrate de que sean ligeros, esto hará que se desenvuelvan mejor al caminar. Además el calzado debe tener una suela flexible, sobre todo a la altura de los dedos. Recuerda que la horma debe ser ancha pero no demasiado, de forma que no deba poner tiesos los dedos al caminar.
- El zapato debe llegar hasta debajo de los maleolos (los huesos laterales del tobillo) y, en el caso de las botas, ser lo suficientemente flexibles para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo. El interior no debe tener costuras incómodas en relieve para evitar lesiones.
- El modelo más adecuado es un zapato que se adapte y sujete bien al pie, y que tenga agujetas o broches de velcro en el empeine. Las sandalias o flatas no son recomendables porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a hacer un trabajo extra de ‘agarre’. Su talón debe quedar bien sujetado, de lo contrario el zapato puede salirse y será más factible que se le formen ampollas.
- Hay que probar el zapato con los calcetines puestos y verificar que haya un espacio de entre medio y un centímetro entre el dedo más largo y el calzado. Presiona la punta para verificar si los dedos la rozan: si es así, el calzado es demasiado pequeño.
- El mejor momento para probar el calzado es al final del día, cuando los pies del niño están más hinchados. Es recomendable ponerse de pie, para que cargue su peso sobre ambos pies. No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con el objetivo de que el niño pueda utilizarlo durante más tiempo. Si el zapato no es de su talla correcta podría alterar su forma de caminar o crearle ampollas o laceraciones.
- Las enfermedades más comunes por el uso de un calzado inadecuado van desde la deformidad de los dedos y uñas, hasta la tendinitis, el dolor en la planta del pie, verrugas o los eccemas a causa de materiales sintéticos. Es necesario hacer revisiones periódicas para comprobar que no existe ninguna complicación y, en caso necesario, tomar medidas para que no afecte a otras zonas como las rodillas o espalda.