En esta noche, agricultores y artesanos de los Valles Centrales tallan rábanos de hasta 20 centímetros de largo, creando todo tipo de figuras: vírgenes, juegos de feria, jaripeos, iglesias, altares de muertos, el auditorio Guelaguetza, bustos de personajes, y múltiples escenas de la cotidianeidad oaxaqueña.
Esta maravillosa tradición artesanal se realiza cada 23 de diciembre y es una razón más para visitar el territorio oaxaqueño.