Estilo de vida

Un amuleto para protegerse del mal clima e infertilidad durante marzo

Es una tradición de Bélgica portar este tipo de amuletos, mejor conocidos como “martenitsas”. Conoce más detalles

Cuenta la leyenda que la «Abuela Marta», la encarnación del mes de marzo, llega a Bulgaria cargada de malhumor y celos de sus hermanos, enero y febrero, así que los búlgaros se vuelcan a apaciguarla y lo hacen obsequiando a sus queridos con pequeños amuletos rojiblancos.

Son las «martenitsas», un amuleto-adorno hecho con hilos rojos y blancos, que, llevado en la muñeca a modo de pulsera o en el pecho como broche, protege de los malos espíritus y garantiza la fertilidad. La novedad de hoy en día es que muchas de ellas están fabricadas en China, aunque se siguen prefiriendo las clásicas hechas a mano.

La etnóloga Iglika Mishkova, del Museo Nacional Etnográfico de Sofía, destaca el simbolismo erótico de la martenitsa, en la que se entrelazan lo masculino (rojo) y lo femenino (blanco). «Es una alusión al acto sexual y el resultado deseado siempre es fertilidad y salud», explica a Efe.

Los solteros, tanto hombres como mujeres, la usen del lado izquierdo (mano o pecho), y del derecho, los casados.

Mishkova resalta además el significado mítico de la tradición entre los campesinos, relacionado con el miedo a una naturaleza imprevisible, que puede amenazar la cosecha y el ganado.


«La martenitsa desempeña el papel de amuleto contra los caprichos de la naturaleza y el que la lleva está protegido de enfermedades, desgracias y mala suerte», indica.

Con este amuleto, los búlgaros tratan de calmar a la «Abuela Marta», que si bien presagia el despertar de la naturaleza en la primavera tras el crudo invierno, e incluso promete la llegada del verano y las cosechas del campo, es en realidad hosca e imprevisible.

Ese carácter se refleja en la inestabilidad del clima en el país balcánico durante el tercer mes del año, cuando el frío no siempre desaparece por completo, sino que muy bien puede volver a arrasar la región después de unos pocos días cálidos.

Según la leyenda, los malos ánimos de la abuelita, un personaje clave en la mitología búlgara, se deben a que sus hermanos Sechko Minor y Sechko Mayor, las encarnaciones de enero y febrero, se beben todo el vino que quedó del año pasado y nunca le dejan una gota para que ella pueda degustarlo.

Esta celebración llena de superstición y esperanza, una persistente tradición pagana de tiempos remotos, comienza el primero de marzo, cuando todos los búlgaros se desean mutuamente: «¡Feliz Baba (abuela, en búlgaro) Marta!».

Y se regalan una «martenitsa». La más clásica consta de una pareja de pequeños muñecos, o un par de hilos entrelazados que representan a un hombre y una mujer llamados Pizho y Penda, rojo él y blanca ella.

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