Estilo de vida

¿Estás preparado para un posgrado?

Antes de iniciar un posgrado cada profesional debe pensar si está verdaderamente preparado para este paso

Con el paso de los años, cada vez es más frecuente escuchar las palabras posgrado, MBA, especialidad o maestría. Y es que, dadas las demandas del mercado laboral, una licenciatura ya no es suficiente.

 
Cuando una persona estudia una carrera en particular, es bajo la premisa de que a esto es a lo que se va a dedicar en su vida. Pero, para nadie es un secreto que una cosa es el camino que se quiere recorrer y otra cosa es dónde la vida coloca a cada quién.

 
En el caso de los posgrados sucede algo distinto. Ya la persona sabe, o debería saber, cuál es el área de su formación que quiere fortalecer, a partir de lo visto en las aulas o tomando en cuenta sus funciones laborales.

 
Ahora bien, ante esta realidad es bueno formularse una serie de preguntas que podrían arrojar un poco de luz a la intención de pasar a otro grado académico. ¿Estoy preparado para cursar un posgrado? Aquí algunas cuestionantes que podrían ayudar a los profesionales a saber si están totalmente aptos para sumergirse en un ambiente formativo de este tipo.

 

¿En qué me quiero especializar?

Todas las carreras tienen muchas aristas. Para muestra un botón, los médicos generales, los odontólogos, los cardiólogos, etcétera. Cada uno está enfocado en un punto de la salud. Es por esto, que especialistas en este nivel educativo aconsejan a todos los profesionales delimitar muy bien lo que realmente les interesa. Quienes no tengan clara esta cuestión, aún no están listos para emprender este viaje.

 

¿Hago un posgrado cuando termine la carrera o espero a tener algo de experiencia laboral?

Hay una tendencia en los estudiantes a querer realizar desde que salen de la universidad alguna maestría. Esta idea puede funcionar en algunos casos, sin embargo, nada mejor que durar un tiempo, así sea breve, ejerciendo la carrera y estableciendo relaciones y conexiones laborales. Un posgrado va de la mano con la experiencia. Será muy enriquecedor volver a las aulas con esas vivencias que sólo se dan en el ambiente de trabajo y que son extremadamente edificantes para cualquier profesional.

 

La maestría que quiero, ¿es realmente demandada?, ¿la puedo aplicar en mi trabajo o sólo quiero acumular conocimientos?

La intención con la que cada quien realiza una maestría también es un asunto importante. ¿Competir? ¿Acumular conocomientos? ¿Aplicarla y mejorar mis ingresos? No se trata de hacer un posgrado por hacerlo o porque ya los compañeros de carrera lo están haciendo y “no me puedo quedar atrás”. Es una inversión de tiempo y dinero, por tanto hay que pensar muy bien qué maestría se pretende escoger. Una que además de apasionante e interesante, sea aplicable a mi cotidianidad profesional.

 

¿Qué modalidad prefiero?

Cada quien tiene ocupaciones diferentes y es por esto que hay muchas alternativas para hacer la maestría. Entre ellas las modalidades en línea o presencial. Al momento de responder esta pregunta la sinceridad es un asunto esencial, pues, ya emprendido el camino no hay vuelta atrás. Si es presencial, hay que evitar las ausencias. Si es en línea, no prestar atención a las actividades colgadas en las plataformas tampoco es opción. Con hacer conciencia de la cantidad de tiempo del que se dispone, quedará aclarado este aspecto.

 

¿Aplicar para una beca, pagarla con el salario o con el apoyo de los padres?

Como todos saben, las maestrías no se pagan solas. Es por esta razón, que el tema de los recursos también es primordial. Para nadie es un secreto que las maestrías cada vez se cotizan más por lo que representan a nivel de competitividad laboral.

 
Si no se cuenta con el dinero sufieciente, pero sí con el índice académico, aplicar a becas podría ser viable, sin embargo si la persona tiene prisa en lograr esta meta, y tiene el efectivo suficiente y no está dispuesta a someterse a los protocolos para acceder a una beca, pues pagarla le resultará más viable. Dependerá de cada quien.

 
Quienes tengan respuestas concretas a estas preguntas se pueden decir: sí, estoy listo para este nuevo recorrido. ¡Adelante y buena suerte!

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