La única maratón navideña de Tierra Santa y un mercado donde se mezclan musulmanes, judíos y cristianos son solo algunas de las particularidades de la celebración de la Navidad en Melia, un pueblo situado en el norte de Israel, con diez mil años de historia y donde sólo viven católicos melquitas.
La Navidad en Tierra Santa no escapa al laberinto de complejidades que caracteriza al pasado y presente de la región, y ofrece una amplia gama de historias, tradiciones y peculiaridades, que, con perfil bajo, se suceden año a año mientras todas las cámaras se posan sobre Belén, Jerusalén o Nazaret.
Una de ellas es la de Melia, un pueblo árabe cristiano en la Galilea situado a menos de diez kilómetros de Líbano y que alberga mucho más que a sus escasos 3 mil habitantes.
Caminar por sus estrechas callejuelas resulta una travesía a lo profundo de la historia cristiana de Oriente Medio.
Monumentos del período bizantino, ruinas de un castillo y de un lagar de la época de las Cruzadas y una iglesia de mediados del siglo XIX, prácticamente intacta y con múltiples inscripciones en árabe, se complementan con un imponente árbol navideño en la plaza del pueblo que, junto a la vecina comunidad de Fasuta, son los únicos de Israel cuya población es enteramente cristiana.
Los habitantes de Melia no solo son todos cristianos, sino que son griegos-católicos, pertenecientes a la iglesia melquita, que sigue la tradición litúrgica bizantina, depende del papa de Roma y está presidida por el patriarca de Antioquía de los melquitas, cuya sede se encuentra en Damasco (Siria), aunque además lleva los títulos de Jerusalén y Alejandría.
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