En un garaje de Bruselas, jóvenes con mascarilla y guantes desinfectan tabletas electrónicas: son los voluntarios del proyecto «LinkUp» (enlace, en inglés), que desinteresadamente recolectan y reparten estos aparatos a hospitales de la zona, donde hay cientos de personas aislados por el COVID-19.
Además, los voluntarios también se encargan de prestar apoyo técnico a las personas mayores que están confinadas en los centros hospitalarios y quieren comunicarse con sus seres queridos, según explicó a Efe el fundador de la asociación coordinadora del proyecto («La ruta de los desafíos»), Benjamin Rifon.
La idea nació, según Rifon, cuando la abuela de uno de los miembros de la asociación perdió a su hermana como consecuencia del COVID-19 y no pudo despedirse de ella.
«Estas personas están completamente aisladas del mundo, confinados en su habitación, un aislamiento que tiene consecuencias perjudiciales e incluso dramáticas en la salud de los pacientes, que van desde el simple aburrimiento hasta el insomnio o depresión», expresó la asociación, que espera que su iniciativa «sea útil y tenga un impacto importante en la gente».
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